domingo, 19 de febrero de 2012

Trabajos Prácticos: Ivan Rosati (Historia Mundial II)


Historia Mundial II



Trabajos Prácticos
I al VI

Por:
Rosati, Ivan



Profesora: Taurozzi, Susana
3° de Historia.






Trabajo Práctico I
1)      ¿Cuál es la propuesta de Hobsbawn sobre “transición”?
2)      ¿A qué conclusiones arriba respecto al feudalismo y al capitalismo?

1)   Hobsbawn, en contraposición con la tendencia de universalizar el feudalismo y proponerlo como un proceso transitorio a lo largo del mundo, lo sitúa específicamente en Europa Occidental. Su propuesta es que el desarrollo del capitalismo surge en las zonas antes “bárbaras”, ya que no se vieron ampliamente afectados por las crisis que acontecieron, en primer término, con la caída y la fragmentación del Imperio Romano, luego, con las crisis generales del feudalismo (s. XIV, XVII). “El progreso prosigue o se reanuda en otras partes, hasta entonces más atrasadas, como Inglaterra.”[5]
Sin lugar a dudas se trató de un amplio y, sobre todo,  variado proceso de transición. Como se puede observar en el caso de Europa Oriental (feudalismo tardío y refeudalización), que se diferencia claramente de la situación de China, Japón (mucho más atrasado), Italia (desarrollo y gran recaída en la crisis), etc.

2)     Hobsbawn clasifica al feudalismo como una etapa transitoria, con claras contradicciones y divididas en grandes fases (él plantea seis), y que “cada fase de este proceso aproximaba la victoria del capitalismo, incluso aquellas que […] se nos muestran como períodos de recesión económica.”[6]
Con la aparición del Mercado Mundial (S. XVI) se comienza a fomentar una sustitución del feudalismo al capitalismo fuera del corazón de dicho desarrollo. Finalmente consolidado en pleno siglo XVIII, el capitalismo, plantea el autor, tenderá a la división internacional del trabajo.
“[…] el efecto neto del ascenso del capitalismo europeo fue intensificar un desarrollo desigual y dividir el mundo de forma cada vez más clara en dos sectores, el de los países ‘desarrollados’ y el de los países ‘subdesarrollados’”.[7]





Trabajo Práctico II
Comparar Aderson y Guerreau respecto a la dinámica feudal.

En un análisis simple y superficial podríamos decir que el primero enfatiza la tierra como articulador de las relaciones sociales y económicas, y el segundo lo hace con la institución eclesiástica como organizadora de la vida, tanto señorial como campesina.

Guerreau, en su libro, plantea que; en primer lugar; el sistema de dominación señor-siervo no se trataba de “campesinos doblegados bajo el yugo y señores avarientos y ociosos”[8], sino de una relación muy compleja de “Dominus” (poder sobre la tierra y los hombres), de poder y posesión. También de relaciones artificiales y de parentesco, dadas por la comunidad eclesiástica como forma de legitimación del poder sobre la sociedad feudal.
De lo anterior surge la inevitable conclusión a la que el mismo autor llega: la Iglesia es el órgano articulador de la sociedad feudal. “la iglesia fue la única institución casi coextensiva del feudalismo de la Europa Occidental; ninguna dominación fue tan general ni continuada.”[9]
La iglesia controlaba el tiempo (calendario, fiestas, trabajo, etc.), los lazos de parentesco, la elección de los nombres, la enseñanza y los hospitales. También intervenía en el nombramiento de los príncipes y controlaba lo sagrado. Era la única institución feudal capaz de acumular bienes materiales.
“[…] sería más fácil inventariar lo que la Iglesia no controlaba: en teoría, nada.”[10]
Finalmente, el comienzo del declive del poder de la iglesia se ve con el quiebre calvinista, puesto de manifiesto con su intento de suprimir la transubstanciación, es decir, el poder eclesiástico sobre lo sagrado. Facilitando la consolidación de la centralización monárquica basado en la apropiación del poder sobre lo sagrado (anglicanismo inglés, luteranismo alemán).

Perry Anderson, por el contrario, centra su análisis en la relación siervo-señor, atravesado por la posesión de la tierra, y por las “tipologías sociales” de cada región.
Él plantea que la sociedad feudal se encuentra ampliamente jerarquizada, mas no inmóvil. “Las funciones del Estado se desintegraban en una distribución vertical de arriba abajo […] Esta parcelación de la soberanía era consustancial a todo el modo de producción feudal.”[11]
A su vez, esclarece las tipologías correspondientes a cada zona de la Europa Occidental. Ya que las mismas se encuentran atravesadas por su historia, mejor dicho, la producción feudal es una combinación de elementos romanos y germánicos, mientras más influencia obtengan del primero mayor será la importancia urbana, como consecuencia de las ciudades-estado (Italia). Si mayor es su influencia germánica, mayor su centralismo monárquico (Inglaterra). Finalmente, de la combinación equilibrada de ambas se desgrana el caso feudal más representativo (Francia).
En el caso francés, se puede observar un lento proceso de “centralización concéntrica” del poder a manos de los reyes capetos, que se verá amenazado; pero nunca desgarrado; por las guerras civiles, la guerra de los Cien Años, las guerras de religión.
Inglaterra posee un feudalismo centralizado, en el cual todo el poder recae en el monarca. Las relaciones sociales se encontraban jerarquizadas de manera más sólida que en Francia, sin embargo, la justicia popular consolidaba una combinación, junto con el centralismo estatal, de elementos romano-germánicos.
Alemania, caso contrario, poseía elementos tribales fuertemente afianzados. “Los condes […] gobernaban […] sin demasiado poder real sobre los tribunales populares locales y sin un firme apoyo en extensas posesiones reales.”[12]
La dinastía Hohenstaufen intentaría la consolidación de un poder monárquico centralizado, sin éxito. Las instituciones tribales continuaron teniendo un poder significativo.
Italia se encuentra determinada por las tradiciones clásicas. La importancia de la urbe facilitó el desarrollo de una burguesía comerciante pero frenó el avance de las instituciones feudales propiamente dichas.
Finamente, España es un caso determinado, en primer término, por la conquista islámica, y luego por la reconquista, que facilitó la inserción de tierras para el desarrollo de un feudalismo tardío.
Si bien no se encuentra homogeneizado, el modo de producción feudal trajo consigo confrontaciones entre nobles y campesinos, ya que los primeros intentaban aumentar su producción (excedentes agrarios) a costa del esfuerzo de los segundos.
“Las presiones y pretensiones conflictivas que se originaban a consecuencia de estas disputas por las […] regiones constituían, pues, una nueva forma de lucha de clases por la tierra”.[13]

Como podemos ver, los acuerdos entre ambos autores respecto a la dinámica feudal se centran en la tierra como base del modo de producción; mientras que Anderson articula el dominio de la tierra bajo la conformación de una jerarquía tendiente a estabilizarse y cristalizarse, colocando de un lado a los campesinos o “siervos” y del otro a los nobles como dos clases enfrentadas; Guerreau lo hace a través de la Iglesia como máxima autoridad institucional y articuladora de las relaciones sociales, políticas, económicas, etc.
Podríamos decir que ambos intentan darle una explicación al por qué del feudalismo, uno enfatizando lo material y el otro lo espiritual.



Trabajo Práctico III
1)      Comparar Anderson y Kriedte respecto a las causas que detienen el modo de producción feudal y anuncian la crisis del siglo XIV.
2)      Reconocer en Bodo elementos de Anderson y Guerreau.

1)     Kriedte fundamenta las causas de la Crisis del Siglo XIV en la diferencia generada entre la economía, ya decadente, en relación con la explosión demográfica del auge de la Alta Edad Media, junto con una doble presión sobre el campesinado provocada por la revolución de precios y la creciente posibilidad de perder sus tierras. Finalmente, tres series de causas externas del bloqueo del crecimiento poblacional: epidemias, guerras y el Estado.
Anderson sitúa los causales en “un «bloqueo» de los mecanismos de reproducción del sistema en el punto límite de sus últimas capacidades”.[14]

Kriedte, al igual que Anderson, indica que la principal causa de la crisis es el crecimiento demográfico en un sistema en el que sus límites están claramente delimitados: si hay más gente que tierras para cultivar, hay hambruna; es la “Trampa de Malthus”.
“Cuanto más se agudizaban las tensiones en la estructura productiva de la economía, más subían los precios.”[15]
Se sumaba a lo previamente dicho la creciente presión al campesinado para tratar de solventar la carestía nobiliaria y la presión por parte del naciente Estado para mantener la estabilidad, aunque la misma fuera mínima. “[…] la nobleza feudal trataba de combatir la reducción de sus ingresos con el aumento de las cargas feudales”[16]
Un desesperado intento para solventar la crisis fue la de la utilización de tierras marginales que poseían escasa productividad antes utilizados para ganadería, destruyendo el equilibrio entre el cultivo de cereales y la cría ganadera.
La guerra sería el segundo intento de la nobleza de redistribuir por la fuerza el ingreso.
El Estado, en su carácter feudal, quedaba subordinado a la clase dominante, dificultando su posterior rol de mediador y monopolizador del poder.
A su vez, las ciudades, que comienzan a tener un rol central en la crisis, producían valores de uso, no de cambio; lo cual imposibilitaba la acumulación de capital. “[…] a las viejas relaciones de dependencia feudal se superpusieron nuevas relaciones de dependencia […] éstas eran capitalistas […] comenzaban a dibujarse las estructuras de una sociedad más allá del sistema feudal.”[17]

Anderson sitúa el inicio de la crisis del sistema feudal en los límites objetivos de la tierra. “La población siguió creciendo mientras las cosechas ocupaban las tierras marginales todavía disponibles para su roturación.”[18]
La falta de producción, complementada con la explosión demográfica y la parálisis de la economía urbana, provocó una “inflación galopante”.
Conjuntamente, las guerras; por ejemplo, de los Cien Años y de Las Rosas en Inglaterra; provocaron una disminución poblacional. Para completar el panorama de desastres, la peste negra terminó de diezmar un quinto de la población europea.
La disminución de la mano de obra y los intentos de la nobleza de hacer que el campesinado pague la crisis provocó una violenta resistencia a lo largo de toda Europa (la gran Jacquerie en Francia en 1358, revueltas en Flandes en 1320, en Inglaterra en 1381, en Aragón entre 1469 y 1475, etc.).

Los autores no se contradicen, sino que se complementan en varios sentidos. Mientras Kriedte prioriza la evolución económica de las fuerzas productivas, insinuando que se desarrolla un “capitalismo enfeudado”, Anderson enfatiza las relaciones sociales y las luchas como producto de la gran crisis y las presiones provocadas por los intentos de solventarla, empujando a los campesinos a deudas infernales y, en algunos casos, la pérdida de sus tierras.
Lo que a simple vista se puede observar es que la crisis del sistema feudal se fue encadenando con una serie de sucesos que provocaron un cambio profundo de las relaciones sociales, en particular, después de la peste negra.
“[…] las fuerzas de producción tienden normalmente a estancarse y retroceder dentro de las existentes relaciones de producción; éstas tienen que ser entonces radicalmente cambiadas y reordenadas antes de que las nuevas fuerzas de producción puedan crearse y combinarse en un modo de producción globalmente nuevo.”[19]

2)      Se ven elementos del rol de la iglesia de Guerreau:

Prudentemente, la Iglesia no se opuso a estos antiguos ritos. Enseñó a Bodo a rezar al Padre Eterno en lugar de hacerlo al Padre Cielo y a la Virgen María en remplazo de la Madre Tierra”.[20] Refiriéndose al intento de la iglesia de controlar la cotidianidad y la cultura.
[…] los actos de Bodo no siempre tenían significado cristiano: a veces visitaba a algún hombre que gozaba de reputación mágica o reverenciaba supersticiosamente algún árbol retorcido […] En esos casos, la Iglesia era severa.[21]
[…] gracias a su mediación [la de la Iglesia] el piadoso emperador dispuso que los domingos y fiestas de guardar no se hiciera ningún trabajo servil o de otra especie.[22] Control de los tiempos mencionados en el Trabajo II.

Y elementos de la diferenciación estamental no cristalizada y las fuerzas productivas de Anderson:

Como es el día que le corresponde arar, se pone en marcha con su gran buey y con su pequeño Wido […] se reúne con camaradas de algunas de las alquerías cercanas que también van a trabajar a la casa grande. Todos se congregan […] y luego se alejan en grupos para trabajar en los sembrados”.[23] Pone de manifiesto el modo de producción feudal basado en la agricultura.
Ermetrude y la mujer del siervo van juntas a la casa señorial.[24]
[…] [Ermetrude] va al encuentro del administrador, lo saluda con respeto, le entrega el ave y los huevos y luego se dirige apresuradamente hacia el sector de la casa destinado a las mujeres, para charlar con las siervas.[25] Se ve que la esposa de Bodo, siendo mujer libre, tenía muchas características en común con las siervas esclavas, incluso se relacionaba con ellas.




 
Trabajo Práctico IV
1)      ¿Cuáles son los nuevos elementos políticos que permiten la nueva centralización monárquica?
2)      ¿De qué manera estos elementos logran efectivizar dicha centralización en el caso francés, inglés, italiano, alemán y español?
3)      ¿Cuál es el nuevo rol del papado en su relación con los Estados y su reorganización interna?

1)     “Los primeros frutos se advierten, cuando, al fraccionamiento autónomo propio de la jerarquía feudal, se impone una nueva maquinaria administrativa dotada de un bien constituido cuadro de funcionarios dependientes del poder central; y […] un marcado proceso de unificación política y de absorción de las manifestaciones del regionalismo estatal.”[26]
¿Por qué se producen esas reformas lentas pero constantes? En parte son fruto de las guerras características de la crisis feudal, en particular, la de los Cien Años; comenzando como una guerra feudal, la misma termina con características de luchas nacionales, intentando encontrar sus límites.
Tendientes a delimitar una identidad nacional, la nueva monarquía centralizará el poder con elementos burocráticos, disminuyendo y, prácticamente, eliminando el poder nobiliario; el cual luchará tenazmente para conservarlo (sea con bandidaje y guerras privadas o mediante el apoyo al monarca en sus campañas).
“En este siglo atormentado, bajo la sorprendente diversidad de las condiciones locales, rivalizan en toda Europa reinos, principados y ciudades en pos de la ampliación de sus territorios.”[27]
Otra de las nuevas herramientas será la conformación gradual de un ejército estatal y el ascenso de una burguesía que tenderá a la disolución de las viejas relaciones feudales.
En esta búsqueda de la conformación de estados es que se crean nuevas formas de control por parte de las monarquías, las cuales estimularon métodos políticos y relaciones socioculturales propias, por lo cual es necesario expresarlas en forma separada en cada caso:

2)      Francia:
El camino hacia la monarquía francesa se encontró accidentado en más de un sentido, ya que en Francia existían “entidades feudales extensas y en condiciones de enfrentar a la monarquía.”[28]
La conquista, por parte del monarca, de las tierras se hizo imprescindible para la centralización del poder, ya que el territorio francés se encontraba fragmentado por la profunda influencia del sistema feudal. Esto se ve particularmente a partir del siglo XIII con la derrota de los ingleses y los albigenses, a la vez que se comienza a perfilar una burocracia estatal permanente.
Las tierras eran administradas por prebostes, bailíos y senescales. Todos fieles al rey.
La transformación del Parlamento de París en Tribunal de Apelación y en Corte del fuero administrativo; así como la Hacianda, que será transformada en Chambre des Comptes, encargada de la jurisdicción financiera; evidencia la conformación de nuevos instrumentos de control que van dependiendo cada vez más del monarca (existen más ejemplos, Curia Regis pasa a ser Conseil du Roi).
“La nueva burocracia es onerosa, así también, la política exterior cada vez más compleja es fuente de grandes gastos.”[29]
Como consecuencia de los nuevos enfrentamientos entre el papado y el Estado surge la necesidad del apoyo de la opinión pública, la solución para atraerla serán los Estados Generales, que evolucionaron de las asambleas, dándole al “populum” (y en especial a la burguesía) un lugar en la administración del país.
El Tercer Estado sería el encargado de afianzar el poder central contra los nobles rebeldes.
“Pero si bien rey y burguesía son el nervio motor de toda la administración y de la vida misma del Estado, esta acción conjunta no supone que los monarcas se sometan al control del Tercer Estado […]”[30]

            Inglaterra:
En Inglaterra se da una lucha encarnizada entre la nobleza y el monarca. Ya que la isla nunca contó con unas relaciones feudales tan arraigadas y el Estado contaba con suficiente fuerza para mantener vivo su centralismo, la nobleza conformó una verdadera clase que hubo de enfrentarse a la monarquía. ¿Dónde se encarniza esta lucha? En la institución que había cobrado particular fuerza desde la Carta Magna, el Parlamento.
La lucha entre rey y Parlamento habría de darse hasta el final afianzamiento de la monarquía Tudor (Enrique VII) como consecuencia del debilitamiento de todos los elementos políticos, ya que “cuando los reyes son débiles, inermes o corrompidos y cuando la guerra en el exterior es adversa, el radicalismo parlamentario invade los derechos de la corona y coarta la acción propia del rey; radicalismo parlamentario que es incapaz de un accionar continuo ante soberanos enérgicos.”[31]

            España:
Los dos reinos ibéricos (Castilla y Aragón) encontraron la salida del sistema feudal mediante la lucha contra los “infieles”.
Una vez que hubo terminado la guerra contra musulmanes, los dos reinos principales se lanzaron a sus propias conquistas.
Aragón se volcó a la política mediterránea, conquistó Sicilia, Cerdeña y Nápoles.
El reino de Castilla, que se perfilaba como el primer Estado ibérico, fue interrumpido súbitamente por las guerras dinásticas y, en particular, las sucesivas guerras entre ambos reinos. Guerras que acabarán sólo con el matrimonio de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla (1469).
Con esta unión, la nueva monarquía podía comenzar el freno de la nobleza y la restitución de la Hermandad como concilio militar y judicial; la misma que había sido creada como forma de resistencia por parte de los ciudadanos contra los grandes magnates, ahora era una herramienta del poder monárquico.
La burguesía, al igual que en Francia, comenzó a ocupar un papel preponderante, tanto en el consejo de la Corte como en la chancillería.
Sin embargo, el momento de auge de la monarquía española, que la encamina hacia la centralización definitiva (aunque la misma llegará recién en 1517), fue la caída de Granada, no sólo por la eliminación del elemento extranjero, sino también por el peso simbólico extremadamente fuerte que esta representaba, esto le abre las puertas a la conquista de América.

            Alemania:
“[…] justamente en Alemania, junto a estructuras tales como el Reich y el Imperio electivo, perviven y se fortalecen los grandes estados feudales […] y las autonomías urbanas sin que la monarquía logre imponerse”.[32]
Alemania se enfrentó desde el siglo XIII a un gran freno a su centralización, formar parte, junto con Italia y Borgoña, del Sacro Imperio. El título de “Emperador” no garantizaba la centralización monárquica, ya que mantenía rasgos puramente feudales, presionado por la Iglesia y los nobles germanos. Asimismo, se vio inmerso en serias guerras de sucesión por el trono, ya que el mismo era elegible y no hereditario. Vemos las luchas entre los Habsburgo, los Luxemburgo y los Wittelsbach debilitan el dominio del emperador y frenan la conformación de una burguesía contrapuesta con los nobles, como sucedió en Inglaterra o Francia.
La desorganización de entidades coercitivas provocada por la falta de poder monárquico indujo a la conformación de ligas urbanas. Como respuesta a las mismas se crearon ligas nobiliarias que se aliarían con el rey, logrando un control muy relativo.
Estas características imperiales feudalizadas provocaron un profundo atraso en el desarrollo de un estado absolutista en comparación con Francia, Inglaterra y España.

            Italia:
El sistema estatal absolutista italiano no alcanzó a cumplir, según Piero Pieri, las funciones de asimilación y unificación del estado moderno.
Esto se debe a la influencia de los estados papales, el Imperio y los estados comunales. Los primeros dos no alcanzaron a controlar y frenar los nuevos regímenes que tendían a la unificación, el tercero sí, ya que el mismo se encontraba arraigado en lo más profundo de la sociedad y condicionaba el poder creciente de la “Lira de las Cinco Cuerdas” (Nápoles, Roma, Florencia, Venecia y Milán).
También impidiendo la final concreción del poder estatal se encuentran las guerras interinas, que se dieron a lo largo de la historia italiana, en particular luego de la caída del velo de los estados pontificios que separaban el reino italiano del siciliano.
Las luchas interinas, como la de Manfredo contra el papado, detuvieron el avance monárquico y la tendencia política de la conformación de un estado nacional centralizado. Sólo Cola di Rienzo “parece encarnarlas manifestando un progreso en la conciencia política del pueblo italiano, muy lejos de los temas medievales: Iglesia e Imperio.”[33]
La unión entre Florencia y Milán, que logra frenar a Venecia, da lugar a la firma de la Paz de Lodi marcando el inicio de una época de crecimiento y conformación de los antiguos ideales monopolistas y nacionales; impulsados por el humanismo y el renacimiento, pero, en el fondo, el nuevo individualismo no logra superponerse al colectivismo anárquico medieval.
Sumando a esto, la Paz de Lodi denotaba una unión profundamente inestable y débil.
Sólo en los siglos XVIII y XIX, según Pieri, logra el nacionalismo imponerse con mayor fuerza.

3)     El papado sufrirá un debilitamiento histórico, el cual no le permitirá continuar ejerciendo la misma presión sobre los nacientes Estados. Los desesperados intentos de sostener el control espiritual, como puede verse en la “Teoría de las dos Espadas” de la bula Unam Sanctam (1302) de Bonifacio VIII, no generan un real fortalecimiento del poder papal.
La división de Aviñon y la crisis de los antipapas intensifican la necesidad de una reforma que se dará sólo gracias a la presión externa con la Reforma Protestante.
Los fracasos de un intento de reconciliación interna se ven en el concilio de Basilea entre 1431 y 1449, el cual no logrará “llegar, al fin, a nada: cesión parcial […] ante los indomables hussitas, que había resistido a cinco «cruzadas» imperiales organizadas contra ellos, pero ninguna decisión sobre la cuestión fundamental para la que se había reunido el concilio, es decir, acerca del problema de la superioridad del pontífice sobre el consejo o viceversa.”[34]
En Francia, gracias a la Pragmática Sanción (1438), el Estado obtiene el poder de conferir dignidades eclesiásticas, de esta manera “el episcopado se convierte en un instrumento más de la política real.”[35]
En España, el poder monárquico se encuentra fielmente unido al episcopado contra los “infieles”. “[…] la monarquía […] encontrará un aliado valioso en el clero: el tribunal de la Inquisición, sometido en gran parte al poder civil, se transformará en elemento, aliado al absolutismo regio, de lucha contra las fuerzas disgregantes, generalmente más asimiladas y hostiles.”[36]
Alemania, sede del Sacro Imperio, se mantuvo fuertemente relacionada con los estados papales desde el siglo XIII hasta su renuncia en el siglo XV.
Italia nunca pudo romper del todo con el papado, ya que la inquisición fue fuerte y la distancia corta. Sólo con las ideas humanistas se logra un pequeño alejamiento, que no se verá realizado hasta los últimos años de su historia.
El papado, debido a las constantes presiones ejercidas, tanto política, como culturalmente; se vio en la necesidad de reconocer derechos autónomos de las iglesias de reinos distintos (Pragmática Sanción en 1438, Concordato de Viena en 1448, y las convenciones de Catilla y Aragón en 1481).






Trabajo Práctico V
1)      Rastrear párrafos donde se puedan encontrar ideas neoplatónicas en Picco della Mirándola.
2)      Ejemplos de razón de Estado y de dominación política sin lectura moral en Maquiavelo.
3)      Descubrir ideas neoplatónicas en el “Elogio de la Locura (o Necedad)” de Erasmo de Rotterdam.

1)     “¡Oh suma libertad de Dios padre, oh suma y admirable suerte del hombre al cual le ha sido concedido el obtener lo que desee, ser lo que quiera!”[37]

“[…] me parece haber comprendido por qué es el hombre el más afortunado de todos los seres animados y digno, por lo tanto, de toda admiración.”[38]

“-Oh Adán [habla Dios], no te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni una prerrogativa peculiar con el fin de que poseas el lugar, el aspecto y la prerrogativa que conscientemente elijas y que de acuerdo con tu intención obtengas y conserves.”[39]

2)     “Dejando, pues, de lado las utopías en lo concerniente a los Estados, y no tratando más que de las cosas verdaderas y efectivas, digo que cuantos hombres atraen la atención de sus prójimos, y muy especialmente los príncipes, por hallarse colocados a mayor altura que los demás, se distinguen por determinadas prendas personales, que provocan la alabanza o la censura.”[40]

3)     “[…] si los cardenales pensaran que son los sucesores de los apóstoles, y que se les exige la misma conducta que aquellos observaron; que no son los dueños, sino los administradores de los bienes espirituales, de todos los cuales tendrán que dar muy pronto una estrecha cuenta; si razonasen un poco sobre sus capisayos […]”[41]

“[…] mientras los unos se enorgullecen con el nombre de franciscanos […], los otros del de benedictinos, o agustinos, o guillermistas, o jacobistas (dominicos), como si fuese poco llamarse cristianos.
La mayoría de ellos conceden tal importancia a sus ceremonias y tradicioncillas claustres, que consideran que un solo cielo nos es una recompensa muy grande para tales méritos […]”[42]



Trabajo práctico VI
1)      ¿Qué efectos considera Kriedte que provocó la crisis del siglo XVII?
2)      Comparar en su esencia y en sus rasgos constitutivos el Estado absolutista en Occidente y Oriente.

1)     Según Kriedte la crisis secular en la que desembocó la revolución de los precios se dispara porque la capacidad de rendimiento de la tierra se había agotado, en lo que podríamos llamar una segunda crisis maltusiana. A su vez, también fue una crisis social, desde el punto de la trágica disminución poblacional de mediados de siglo. Producto de las guerras, las epidemias y la escasez alimentaria.
“Al margen de factores en gran parte exógenos como la guerra de los Treinta Años y las guerras nórdicas, el movimiento de población del siglo XVII fue una respuesta al excesivo crecimiento del siglo XVI, al empeoramiento de la situación económica general acarreado por aquél y al aumento de la apropiación del producto agrario por parte de terceros.”[43]
En vista a la disminución poblacional producto de un estancamiento del primer auge urbano durante el siglo XVI, la población se vio obligada a adaptarse a nuevas formas de subsistencia y su relación con los recursos.
“[…] correspondió a las crisis del hambre reducir la población a un número que estuviera en concordancia con las posibilidades de subsistencia existentes.[…] no fue […] sólo una crisis maltusiana, sino también una crisis social.”[44]
La caída de los precios del cereal, junto con la elevación de los salarios reales, generaron una doble presión sobre la economía agraria, arrastrando los precios de los campos.
Producto de los factores antepuestos se desgrana una crisis de parálisis que, si bien no alcanza la magnitud de la crisis del siglo XIV, genera la final recaída del sistema feudal que, una vez desplazado por la nueva economía de mercado alentada por la protoindustrialización, provoca una transformación de las relaciones sociales generando una presión inmensa sobre el campesinado. El endeudamiento se transforma en expropiación, la misma que marca el camino hacia la industrialización de las técnicas de cultivo (alambrado, por ejemplo) y a su vez aumenta la proletarización del campesinado, el cual no rendirá sus tierras sin dar pelea:
“La expropiación, la pauperización y la diferenciación de la población campesina se convirtieron en condiciones para el surgimiento de densas regiones manufactureras rurales. […] La presión que se ejercía sobre los campesinos se descargó en el siglo XVII en innumerables levantamientos. […] En estos levantamientos se unían tendencias antiseñoriales y tendencias antifiscales, correspondiéndoles a las últimas el mayor peso”.[45]

2)      Oriente:
“La gran crisis que asoló las economías europeas en los siglos XIV y XV produjo una violenta reacción feudal al este […] el Estado absolutista del Este fue la máquina represiva de una clase feudal que acababa de liquidar las tradicionales libertades comunales de los pobres. Fue un instrumento para la consolidación de la servidumbre”.[46]
Es decir que en oriente el estado absolutista se construye en base a la sujeción del campesinado a la tierra mediante la segunda servidumbre o refeudalización.
El motivo, en parte, es la doble presión económica y militar de las potencias occidentales.
Podemos observar en el caso prusiano que la piedra angular de su absolutismo radica en la conformación de un ejército permanente que elevaría a la dinastía Hohenzollern al poder monárquico absoluto; y el principal impulsor es la amenaza sueca.
Rusia, en cambio, se vio obligada a centralizarse tempranamente por los ataques tártaros y la creciente amenaza de invasión del oeste a partir del siglo XVI, frenando las expansiones y armando a la dinastía Romanov con un ejército estatal.
En conclusión, el absolutismo oriental estuvo determinado por el sistema político internacional, obligando a Oriente a igualar las estructuras estatales de Occidente.
Se da, sin embargo, un doble proceso de institucionalización de la servidumbre a la vez que avanzan las estructuras absolutistas.
Mientras la maquinaria estatal rusa (a considerarse el más representativo de los absolutismos orientales) defendía la monarquía de la caída por presión exterior, la misma era la encargada de someter al campesinado en el interior, ya que en él radicaba la verdadera lucha por la conformación estatal dadas las características demográficas.
“[…] la densidad de población en la Rusia del siglo XVII era de tres o cuatro habitantes por kilómetro cuadrado, entras que la de Francia era de 40, es decir, diez veces mayor.”[47]
“Estos conflictos no terminaron hasta que se estableció una autocracia central, estable y poderosa, con un aparato coercitivo de Estado, capaz de imponer la adscripción a la tierra en todo el territorio ruso.”[48]

Occidente:
“El Estado absolutista del Oeste fue el aparato político reorganizado de una clase feudal que había aceptado la conmutación de las cargas. Fue una compensación por la desaparición de la servidumbre.”[49]
En occidente, el poder de clase de los señores feudales quedó amenazado por la desaparición gradual de la servidumbre. “El resultado fue un desplazamiento de la coerción política en un sentido ascendente hacia una cima centralizada y militarizada: el Estado absolutista.”[50]
La disolución de la servidumbre se da debido a un cambio en las relaciones mercantiles.
“[…] con la reorganización del sistema político feudal en su totalidad, y la disolución del sistema original de feudos, la propiedad de la tierra tendió a hacerse progresivamente menos «condicional», al tiempo que la soberanía se hacía correlativamente más «absoluta».”[51]
Existe, particularmente en occidente, un reagrupamiento feudal contra el campesinado y una prevalencia de la masa urbana tendiente a la conformación de una nueva burguesía mercantil. Sobre todo en el caso inglés.
Este acrecentamiento del urbanismo comenzaba a dibujarse en el siglo XIV con la primera crisis feudal, y se ve consolidado con la crisis del siglo XVII, la cual elimina las últimas estructuras de las relaciones feudales.
La creación de nuevas instituciones como la “talla” y la organización de elementos coercitivos generan una amplia variedad de nuevas estructuras judiciales; como los letrados españoles; que es sobre los cuales se asientan las monarquías absolutas, a través de un sistema burocrático que llega a su máxima expresión con la consolidación de los estados modernos medidos, ya no en linaje, sino en nuevos elementos como en el caso inglés.


Podemos observar que en ambos absolutismos, a pesar de sus marcadas diferencias políticas e histórico-sociales, se encuentra reinante la conformación del poder central mediante la coerción militar. La misma genera particularidades en ambos casos. Por un lado, los cambios tan acelerados en Rusia generan la unión de elementos modernos y feudales, como la pervivencia del mir hasta entrado el siglo XIX. En Occidente, los procesos contra el campesinado aceleran la conformación de una nueva clase que se ajustará a las reformas modernas producto del mercado mundial y el trabajo en las fábricas por la revolución industrial. Sólo por citar algunos ejemplos.
Los dos procesos se retroalimentan, ya que por un lado el avance del ejército sueco acelera la conformación del aparato militar en oriente, el cual será utilizado para someter al libre campesinado y la eliminación de los Kulaks; mientras la expansión de las fuerzas orientales provoca en Occidente una rápida aceleración de la presión sobre éstas para evitar una propagación de sus fronteras.
El final resultado, en mi opinión, es la consolidación del mapa actual gracias a la Paz de Westfalia, por un lado, y el incremento de las fuerzas productivas que llevan a Inglaterra a la rápida expansión económica y desarrollo industrial por otro. Mientras encadena a Rusia a la producción agrícola mediante la segunda servidumbre que, si bien es una antesala al industrialismo, provoca una dependencia económica de las potencias Occidentales.
Finalmente, la consolidación de una nueva burguesía que llevará a las reformas modernas y a la eliminación de la nobleza como clase, particularmente desde la noblesse de robe.



[5] Hobsbawn, “Del Feudalismo al Capitalismo”, pág. 3
[6] Ibídem.
[7] Ibídem, pág. 4
[8] A. Guerreau, “El Feudalismo, Un Horizonte Teórico”, Pág. 203.
[9] Ibídem, Pág. 229.
[10] Ibídem, Pág. 235.
[11] P. Anderson, “Transiciones de la antigüedad al feudalismo”, Pág. 148.
[12] P. Anderson, “Transiciones de la antigüedad al feudalismo”, Pág. 163.
[13] Ibídem, Pág. 192.
[14] P. Anderson, “Transiciones de la antigüedad al feudalismo”, Pág. 201.
[15] P. Kriedte, “Feudalismo tardío y Capital Mercantil”, Pág. 14.
[16] Ibídem.
[17] Ibídem, Pág. 26.
[18] P. Anderson, “Transiciones de la antigüedad al feudalismo”, Pág. 201.
[19] P. Anderson, “Transiciones de la antigüedad al feudalismo”, Pág. 208.
[20] E. Power, “Gente de la Edad Media”, Pág. 26.
[21] Ibídem, Pág. 27.
[22] Ibídem, Pág. 28.
[23] E. Power, “Gente de la Edad Media”, Pág. 19, 20.
[24] Ibídem, Pág. 20.
[25] Ibídem, Pág. 21.
[26] Piero Pieri, “Formación y desarrollo de las grandes monarquías europeas”, Pág. 3.
[27] R. Romano y A. Tenenti, “Los fundamentos del mundo moderno, Edad media tardía, reforma, renacimiento”, Pág. 35.
[28] Piero Pieri, “Formación y desarrollo de las grandes monarquías europeas”, Pág. 3.
[29] Piero Pieri, “Formación y desarrollo de las grandes monarquías europeas”, Pág. 5.
[30] Ibídem, Pág. 10.
[31] Ibídem, Pág. 15.
[32] Piero Pieri, “Formación y desarrollo de las grandes monarquías europeas”, Pág. 21.
[33] Ibídem, Pág. 26.
[34] R. Romano y A. Tenenti, “Los fundamentos del mundo moderno, Edad media tardía, reforma, renacimiento”, Pág. 45.
[35] Piero Pieri, “Formación y desarrollo de las grandes monarquías europeas”, Pág. 11.
[36] Ibídem, Pág. 19.
[37] Picco della Mirandola, “Discurso sobre la dignidad del hombre”, Pág. 2.
[38] Ibídem, Pág. 1.
[39] Ibídem.
[40] N. Maquiavelo, “El Príncipe”.
[41] Erasmo de Rotterdam, “Elogio de la locura”, Pág. 178.
[42] Ibídem, Pág. 161.
[43] “Feudalismo Tardío y Capital Mercantil”, P. Kriedte, Pág. 86.
[44] Ibídem, Pág. 87.
[45] Ibídem, Pág. 132.
[46] “El Estado Absolutista”, P. Anderson, Pág. 195.
[47] Ibídem, Pág. 206-207.
[48] Ibídem, Pág. 208.
[49] Ibídem, Pág. 195.
[50] Ibídem, Pág. 14.
[51] Ibídem.

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