Provincia de Buenos Aires
Dirección General de Cultura y Educación
Dirección General de Educación Superior
Instituto Superior de Formación Docente y Técnica
N° 39
Tesis presentada para cumplir con los requisitos
finales para la obtención del título de Profesora de Historia con trayecto en
Ciencias Sociales
“LA
GUERRA DEL PARAGUAY”
TUTORA: VILLAR, Olga
ESTUDIANTE: ARCI Liliana Elsa
Agosto de 2010
INDICE:
Abstract………………………………………………………………………………………. 3
Introducción………………………………………………………………………………… 5
Contexto Europeo………………………………………………………………………. 7
Contexto
Americano…………………………………………………………........
10
Paraguay
¿Capitalismo de Estado?...................................... 14
Países en
guerra…………………………………………………………………………. 16
Don
Bartolomé Mitre………………………………………………………………....
24
Camino
hacia la guerra, origen de la Triple Alianza……………….. 29
Una
guerra impopular……………………………………………………………….
31
Dos batallas,
y diferentes finales……………………………………………...
33
Diversas
causas………………………………………………………………………… 36
Lo que le
molesto al poder porteño de la conducta paraguaya.. 41
Breves
reflexiones de historiadores del siglo XX……………………… 42
Conclusiones……………………………………………………………………………… 43
Bibliografía………………………………………………………………………………..…
44
ABSTRACT:
El conflicto
bélico en el que el Imperio Brasileño se alió con Argentina y Uruguay contra
Paraguay, en los años del 1864 y 1870, ha merecido importantes estudios, ya desde
finales del siglo XIX. Con diferentes enfoques, autores de diversas
nacionalidades han dado énfasis a los hechos militares heroicos, o han abordado
cuestiones político-económicas relacionadas con la contienda y la economía del
mercado internacional imperante.
Escapando a
esos recortes, también estudios recientes han dedicado atención a los actores
del conflicto, observándose la presencia
de negros y mujeres en la guerra, y también se ha intentado dar visibilidad a
los indígenas que se envolvieron, o que fueron envueltos de ambos lados de la disputa,
como por ejemplo, por el lado brasileño es conocida y confirmada la
participación de los grupos indígenas, cuyos territorios se localizaban en el
Pantanal. Entre las presencias más
notables se cuentan los Txané-Guaná (Guaná, Terena, Kinikinawa y Layano) y los
Mbayá-Guaikurú (Guaikurú, Kadiwéu), otras fuentes mencionan a los Guatò.
Fueron los
múltiples testimonios escritos y orales que he consultado, analizado y
reflexionado, más el arte pictórico de Cándido López, aportes valiosísimos para
esta investigación.
LA NACION, martes 31 de diciembre de 2002, pagina 17 “NOTAS”
Cándido López, a cien años de su muerte
“…Se hallaba en San
Nicolás, en aquel 16 de abril de 1865, cuando la invasión paraguaya cambió su
vida. El país quedó estupefacto, como el mismísimo presidente lo dijo en Buenos
Aires a la multitud que acudió a su domicilio. Una corriente de odio invadió a la Nación.
López se alistó
voluntariamente, mientras el litoral entrerriano, indignado por las muertes de
la heroica ciudad uruguaya de Paysandú, no deseaba mezclarse en una guerra
aliado a Brasil. En San Nicolás, el comandante Juan Carlos Boerr convocó a los
ciudadanos civiles para formar un batallón de voluntarios para la Guardia Nacional.
Allí se enroló el joven pintor, de 25 años, Todo lo abandonó para marchar al
Norte tórrido y peligroso, a una guerra que no tendría ni tregua ni cuartel. Lo
incorporaron con el grado de teniente segundo. Llevó, si, sus lápices, sus
bastidores, sus papeles, su arte. Su modesto batallón integraría el Primer
Ejército del general Wenceslao Paunero […]
Su regimiento -y por lo
tanto él mismo- tuvo en la guerra participación decisiva. Estuvo en la batalla
de Yatay, rendición de Uruguayana, acción de Paso de la Patria. Intervino
en el asalto de la fortificación de Ita pirú, en el combate de Estero Bellaco
del Sur, el 2 de mayo de 1866, en el pasaje y cruce de los esteros del
campamento de Tuyu ti, el 20 de ese mes y año, y, sobre todo, en la cruenta
batalla de ese nombre, el día 24. Luchó en los combates de Yataití-Corá,
Boquerón y Sauce, los días 10, 11 16 y 18 de julio. Finalmente intervino en Curupay
ti.
En los días previos,
López estuvo varias veces en el campo de batalla, lo recorrió desde diversos
sitios y en todos ellos tomó notas y realizó bocetos sobre los preparativos de
ambos bandos, hasta que el 22 de septiembre de 1866, se lanzó con miles de sus
camaradas al ataque infructuoso de las fortificaciones paraguayas, donde varios
millares de argentinos dejaron la vida. López recibió en la mano derecha el
impacto de una granada que le hizo perder mucha sangre, y con el brazo
sangrante en alto, desprovisto de arma, lo vieron sus camaradas seguir su
marcha inútilmente […].
El médico militar Lucilo
del Castillo debió amputarle dos veces el brazo hasta cortarlo por arriba del
codo. Recibió desde entonces el mote de “el Manco de Curupay ti”, con el que se
lo conoce en la historia del arte…”.
INTRODUCCION
En
la historiografía Argentina la
Guerra del Paraguay ha sido siempre un tema de controversia,
por ello, durante el siglo pasado y parte del presente se realizaron, un
importante número de investigaciones sobre el por qué de la misma, sin llegar a
convencer a los imparciales.
El
tema se ha tratado desde diversos ángulos, intentando justificar según la
posición de cada uno de los intervinientes, las verdaderas causas de una
guerra, que muy difícilmente se pueda concebir.
Es
posible seguir los hechos previos a la misma y observar como se fueron
sucediendo, de tal modo, que necesariamente parecen desembocar en un choque
armado. Uno de los motivadores partícipes, Brasil mantenía desde muchos años
antes del comienzo del conflicto una agria disputa por una amplia franja de
territorio.
Las
pretensiones brasileras expuestas en 1854, quedaron firmemente sentadas en el
tratado de la Triple
Alianza. Luego fueron satisfechas al finalizar de la guerra,
a través del tratado de paz unilateral firmado con Paraguay.
También
se puede pensar en una lucha de poder entre las “Grandes Potencias” como Gran
Bretaña y Francia, deseando imponer condiciones a los pueblos de Latinoamérica,
su condición de ex colonias, con nuevas y arraigadas ideas nacionalistas e
ideas populares, como fue el caso del pueblo paraguayo, obstaculizaban el
pensar y deseo de estas potencias.
Si
pensáramos que ya, antes de la guerra existían viejos rencores, entre los
participantes, como el apoyo del Paraguay al general argentino José María Paz
en su campaña contra Rosas, él cual nunca reconoció, la independencia del
Paraguay, que de hecho ya tenía desde 1811.
Recién
en 1857 Argentina firmara con el Paraguay un tratado de amistad, comercio,
libre navegación de los ríos y reconocerá la independencia del país
mediterráneo, quedando para más adelante el problema de los límites
definitivos.
Esto
no era urgente para la
Argentina, pero sí para Paraguay que debía y deseaba asegurar
sus fronteras, la carencia de tratados al respecto, no la favorecía, es cierto
que el Paraguay invadió territorio argentino. La invasión fue la excusa para el
gobierno actuante de la época, pero los artífices argentinos de la alianza
nunca expresaron cuáles fueron, los verdaderos motivos de su posición. Por ello
se han tejido tantas explicaciones que van desde la defensa del honor nacional,
hasta la presión internacional sobre los participantes para imponer el libre
cambio en Paraguay.
Entre
las diferentes argumentaciones expuestas, trataremos de dilucidar el:
¿Por
qué Argentina participa en esta guerra?.
¿Podía
la Argentina
evitar su participación en el conflicto armado, haciendo caso omiso al “honor
nacional”?
¿Qué
intereses escondía la
Gran Metrópoli?, ¿Imponer sus condiciones?, ¿Condiciones
económicas, políticas o ambas?
¿Por
qué Brasil firma la paz por separado, había logrado satisfacer sus ambiciones
territoriales?¿Traicionaba a sus aliados?.
Se
analizará la historia oficial que oculta los verdaderos móviles que provocaron
la guerra y el desarrollo independiente de este país: el Paraguay, el entorno y
la situación e intereses de los países
intervinientes, Brasil, Uruguay, y Argentina, la situación externa mundial y
las consecuencias, políticas sociales económicas y territoriales, cuya fuente
de origen, fue el desangrar de la región sur del continente.
Paraguay
se oponía al libre cambio, defendía el nacionalismo, sus productos representaban un severo obstáculo para el expansionismo neo
colonial de Gran Bretaña, además no aceptaba perder su independencia formal, y
la libertad de elegir su propio destino.
CONTEXTO EUROPEO
En la segunda mitad del siglo XIX, Europa marcho decididamente
hacia la modernización y la industrialización, poblando al viejo continente de
chimeneas, avances científicos e innovaciones técnicas, que impulsaron al
comercio y las comunicaciones, pero con una dimensión internacional hasta ese
momento nunca puesto en práctica.
La fe en el progreso prometía un bienestar sin límites, la
industria asimismo traía consigo el crecimiento de la clase obrera (nacida a
fines del siglo XVIII en Inglaterra); pero esta clase tenía actitudes
diferentes, había comenzado a demandar y revindicar sus derechos y necesidades,
la burguesía reconocía una sensación inquietante.
El desarrollo de esta segunda Revolución. Industrial, ya no se
limitaba a la Isla,
en el Continente, Alemania corría el
mismo destino, la competencia estaba en marcha; los principios básicos de
necesidad de mano de obra, materia prima y nuevos mercados, acompañaban los
aconteceres, industrializar era sinónimo de comercializar, un solo vector guiaba
estas conductas, “era necesario asumir el rol de Rectores de la Política Mundial”.
Las columnas del capitalismo y del nuevo imperialismo, serian las
que mantendrían la estructura deseada, el crecimiento, desarrollo y progreso
del viejo continente, volvían a necesitar territorios ajenos, África y América
Latina, proveedores de mano de obra y materia prima barata desde los pasados
siglos, nuevamente serian el edén preciado.
Las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX marcaron un
dinámico período de transición que no solo abarco a Europa, sino que se
extendió al norte del Continente Americano, “Estados Unidos de America”, la
presencia de este nuevo actor y sus situaciones coyunturales, afectaran el
escenario mundial.
En Europa Prusia sello la unificación germana, Bismarck actuó con
habilidad y precisión, ¿de que manera?, hizo y deshizo alianzas, antecedentes
que permitieron el engrandecimiento de Alemania, y que enojaría hasta un
enfrentamiento mundial, a aquellas viejas potencias hegemónicas colonialistas,
como Inglaterra, Francia y Holanda.
Entre 1848 y 1864 acaece en la Gran Bretaña, un período único
en los anales de la historia, por el desarrollo de su industria y el
florecimiento del comercio, esto a la vez era el producto del incremento en la
explotación del proletariado, sumado a la succión de riquezas provenientes de
las colonias y semicolonias.
El comercio se expandía y millones de seres eran convertidos en
proveedores de materias primas, alimentos, y también consumidores de manufacturas inglesas.
En la década del sesenta del siglo XIX la industria textil
algodonera continuaba siendo la rama fundamental de toda la industria textil
inglesa, pero como consecuencia de la guerra civil norteamericana se ve privada
de su materia prima, el algodón, es decir la vieja Metrópoli (Gran Bretaña)
enfrenta una crisis social derivada de un ejército proletario sin trabajo,
urgido de comer y dar de comer a los suyos, de modo que a las razones de la
burguesía británica de luchar por la conquista de nuevos mercados y colonias, y
acentuarse en las ya poseídas, se suman
la de asegurarse la provisión de materia primas y alimentos, razones que
no cesarán hasta 1865.
En pocas palabras, la guerra civil de Estados Unidos enseña a
Inglaterra a no depender de una sola fuente preponderante para la provisión de
productos básicos, la tarea diplomática consistirá en abrir nuevas fuentes y
estimular el cultivo de algodón y cereales allí donde fuera posible y
conveniente.
Pero no siendo Gran Bretaña, la única en el escenario europeo, con
estas ambiciones, (el reloj corría demasiado rápidamente), fue con esta
intensión de lograr a escala mundial una política que la ponga a cubierto y la
sitúe en el vértice superior de la pirámide comercial mundial, que necesitará y
buscará aliados en todos los países que
no domina colonialmente, y serán los aliados los más altos funcionarios, quien
dócilmente acepten organizar y adecuar las economías locales a las necesidades
de la Gran Metrópoli,
y no en base a los intereses de su propio país,
De todas maneras, Gran Bretaña intenta una jugada, apoyando a los
estados sudista de Estados Unidos a través de Nueva Orleáns, pero ante el
fracaso de la vía mexicana, se decide por la mediación diplomática, de George
Wdrabble. Mientras tratando intentará convencer a López presidente del Paraguay, de que se aviniese a
las condiciones británicas, López se niega por razones que mas adelante
analizaremos.
En Argentina y debido a la lucha constante entre autoridad/gestión
y el poder, la oligarquía agro-exportadora, más obsecuente y felizmente
beneficiada modelará la economía transformándola en un apéndice de Gran
Bretaña, los hechos se suceden por la
existencia de esta minoría dispuesta, y que a su vez esta permitiendo y
favoreciéndose de un trazado ferroviario que a partir del puerto de Buenos
Aires se expandirá hacia las áreas productoras de cereales y carne.
Pero no en todos lados donde el Imperio pone sus ojos existen
aliados refrendan tés del proyecto “industria –comercio Inglés”, algunos países
siguen intentando sus propios objetivos “crecimiento y desarrollo” este es el
caso de Paraguay.
CONTEXTO AMERICANO
Los países que integraban Latinoamérica del siglo XIX compartían
algunas similitudes culturales, por haber sido territorios coloniales de España, Portugal y Francia. Entre
ellos se observan también grandes variaciones lingüísticas, étnicas, sociales,
políticas, económicas y climáticas, por lo que no se puede hablar de un bloque
uniforme, y de ninguna manera un accionar regional.
La cultura de América Latina tiene como principal característica
el sincretismo de culturas muy diferentes, siendo las principales fuentes:
Maya, Inca y otras culturas Precolombinas
Una brevísima descripción política -económica de América Latina,
nos marcará las diferencias preponderantes e inocultables existentes entre una
America del Sur y America del Norte, señaladas las mismas también un breve
relato del país del norte, nos servirá para ubicarnos en los aconteceres de la
década del sesenta en el siglo XIX, en los extremos opuestos de un mismo continente.
En Estados Unidos de Norteamérica, la finalización de la guerra
civil en 1865, se había resuelto a favor de los nordistas, la marcha a la
superproducción industrial y agrícola obligaba a esta nación ahora unificada, a
salir del aislamiento, acompañaba una poderosa banca que financiaba las nuevas
actividades económicas, la industria pesada el uso de nuevas fuentes de energía
y la mecanización agrícola, aquí también el capitalismo echaba raíces, y mas
aun se perfeccionaba.
En la medida en que disminuía la gravitación europea, aumentaba la
importancia de los países americanos en la determinación de una política
internacional, parece oportuno establecer cuáles eran las líneas básicas en que
se movían esas naciones.
Estados como ya habíamos dicho después de la guerra con México y
de su colosal expansión hacia el Pacífico, se habían vistos envuelto en la guerra de Secesión
donde se jugaba el futuro de la esclavitud en el país, a esto se oponían los
Estados industrializados del norte a los Estados rurales del sur y los
criterios progresistas y liberales de lo primeros contra la mentalidad
tradicionalista de los segundos, esta guerra obligó al presidente Lincoln,
vencedor en la contienda a desentenderse de muchos otros problemas, aquellos
referentes al resto del continente americano.
Esto fue aprovechado por Francia tentando suerte en México, apoyando al sector conservador que unido a la
iglesia trataba de recuperar el poder que había pasado a manos de los liberales
cuya cabeza era Benito Juárez, fue así que nació el imperio de Maximiliano que
no pudo vencer la resistencia juarista de 1866, habiendo puesto fin a su guerra
civil, Estados Unidos comenzó a terciar en el problema mexicano,
apoyando a los liberales republicanos. Francia que veía a la vez complicarse el
panorama europeo (guerra austro-prusiana) optó por retirarse y librar a su
suerte a Maximiliano, que poco logro con
el apoyo conservador: “fusilamiento”.
La imposición del liberalismo en México distaba de ser un fenómeno
aislado en América; si tras las guerras de emancipación seguidas de procesos
anárquicos, luego sucedidos por
regímenes de tipo conservador, en general de tipo autocrático, la estabilidad o
el progreso de aquellas sociedades y los excesos de los gobiernos comenzaron a
generar hacia la mitad del siglo XIX el debilitamiento de aquellos y el alza de
los regímenes liberales.
En Argentina se imponía el liberalismo económico y el
conservadurismo político consolidado desde la hegemonía oligárquica
agro-exportadora, en Venezuela un liberalismo federalista y anticlerical,
similar en Colombia, y es en Chile que el conservadurismo transa finalmente
hacia 1861 con los liberales iniciándose una transición, que en diez años más dará a Chile el primer
presidente liberal, Federico Errázuriz Zañartu.
Incluso en el mismísimo Imperio del Brasil, se alternan elementos
conservadores y liberales, pero desde 1863 los últimos se asegurarán el
gobierno, serán los conservadores que lograrán la victoria a partir del éxito
de la guerra de la Triple Alianza,
es en este momento donde el platillo de la balanza los favorecerá.
Dentro de este movimiento continental pro-liberal, los únicos
países que se han sustraído a este proceso son Bolivia, Perú, y Ecuador.
Bolivia gobernado por el poder militar, apoyándose en elementos oligárquicos,
Perú desde 1845 hasta el 1875 responde a una plutocracia conservadora con un
sistema económico basado en el guano, con cierta corrupción administrativa que
desembocará en contiendas civiles, Ecuador entre1860 y 1875, con una dictadura
conservadora y católica, progresista en lo económico y afrancesada en lo
cultural.
·
Demografía y
economía
América había crecido considerablemente en los últimos años.
Brasil tenía 10.000.000
de habitantes, México alrededor de 3 millones de habitantes, Perú
tenía 2.600.000, Chile 2.000.000 y Venezuela 1.800.000 y la Republica Argentina
apenas igualaba las cifras de este último en la década del sesenta, por lo
tanto nuestro país era el menos poblado de América.
En lo económico estas naciones habían tomado cierto vuelo, en el
ejemplo chileno un desarrollo minero, caso peruano el guano, Colombia comenzaba
su desarrollo cafetalero, Paraguay exportaba bajo monopolio estatal tabaco y
yerba mate, la producción agropecuaria Argentina estaba centrada en productos
de ganado bovino y ovino; toda Latinoamérica era exportadora de materias
primas cuyo principal comprador era Gran Bretaña; y los intereses de Estados Unidos variaban según las
regiones del continente debilitándose hacia el extremo sur, en cambio el desarrollo
industrial francés acrecentaba sus relaciones con América Latina.
·
El
Hispano-americanismo y el repudio al Panamericanismo
Hacia 1856 y a causa de las actividades del pirata Walter en
América Central, se firmó un tratado Continental entre Perú, Chile, y Ecuador,
tendiente a fomentar la unión hispanoamericana y a enfrentar la agresión
europea. Es en 1861 cuando se decide
promover esta alianza a través de un Congreso en la ciudad de Lima al que
concurren aparte de las naciones nombradas, Venezuela Colombia y Guatemala, los
organizadores excluyen a los Estados Unidos.
La alianza estaba dirigida a contener a Europa y cuando el
gobierno argentino recibió la invitación, la rechazó –noviembre de 1862- afirmando que el proyecto respondía a un
antagonismo con Europa y el mismo no era compartido por el estado argentino, pues la Republica Argentina
estaba identificada con Europa en todo lo posible.
Además podríamos
considerar la posición de Mitre a través de unas cartas dirigidas a Sarmiento,
cuya participación en el Congreso Limeño
fue encasillada como “pamplina”, también punteaba que se había invitado a Brasil y
excluido a los Estados Unidos, sin los cuales frente a Europa “nada podía
hacerse, al menos en los primero tiempos”,
sondeando el americanismo como
doctrina decía:
“… ya era tiempo que
abandonásemos esa mentira pueril de que éramos hermanitos y que como tales
debíamos auxiliarnos,(…), que debíamos acostumbrarnos a vivir la vida de los
pueblos libres e independientes tratándonos, como tales, bastandonos a nosotros mismos, y auxiliándonos según las
circunstancias y los intereses de cada país, en vez de jugar a las muñecas de
las hermanas, juego pueril que no responde a ninguna verdad,(…) ni responde a
ningún propósito serio para el porvenir…”. (1)
Mitre desahuciaba el americanismo como forma de acción política y también afirmaba una autarquía nacionalista
que enraíza en el particularismo federal, que antecede al futuro aislacionismo
argentino frente a las demás naciones americanas y uno de los elementos
integrantes de la política de “no intervención” defendida en este siglo
Desde estas cartas, como testimonios de la pluma de Mitre, surge
un pensamiento mitrista
¿Qué nos pueden ofertar hoy los países americanos, para satisfacer
el interés argentino?,
Europa es el germen del comercio, de los capitales, de los inmigrantes
que el país necesita y que la incipiente
identidad nos requiere.
Mitre tenía otra constante que se reconoce desde esos documentos
ya citados, el hace referencia a la
necesidad del apoyo norteamericano para una “Política del Atlántico”, su postura
apática con respecto a las dificultades en Uruguay por la intervención del
Brasil y Paraguay, por la disputa que se
desató entre Chile y Perú, son manifiestas, pero concordantes con la conducta
de los participantes del Congreso Americano, lo que de algún modo ratifica la
opinión de Mitre sobre, la inoperancia del americanismo, que ya daba indicios
de fallar, como en el caso de Malvinas,
en la agresión anglo-francesa contra la confederación, o en la intervención francesa
en México etc.
(1) C.A Floria / C. G. Belsunce, HISTORIA DE LOS ARGENTINOS,
Buenos Aires, Larousse, 2004, Pág. 616/7
(2)
PARAGUAY: ¿capitalismo de estado?
Desde su segregación de la autoridad de
Buenos Aires en 1811, el Paraguay vivió una
independencia de hecho y de proyecto de las
Provincias Unidas del Río de la
Plata, en sus aspectos políticos, cómo económicos.
Fue gobernada por el doctor José Gaspar
Rodríguez de Francia, bautizado “el dictador perpetuo”, función que ejerció hasta su muerte, la herencia
que dejo a los ciudadanos de esta Nación fue la conservación de una estructura
social reformada, desarrollo de una
economía interna rural proteccionista, y la imposición de un aislacionismo en
la política internacional.
El dictador Francia sospechaba y ratificaba
que con la libre introducción de mercancías, acabaría por constituirse una
clase vinculada a intereses antagónicos al interés nacional del país; en el,
los artesanos serían desplazados por la competencia y pasarían hambre, los campesinos terminarían sembrando según la
necesidad y demanda del mercado exterior,
“laissez faire…laissez passer” también daría
albergue a comerciantes, que se harían con tierras y ganado, que luego desalojarían al campesino humilde,
para finalmente apoderarse del poder político para redireccionarlo en base a
sus intereses.
De esta percepción y de la puesta en
práctica de una economía política con miras al desarrollo, surge un paradigma
diferente en un país de América Latina, una marcha contra la corriente, hacer
caso omiso a las tendencias que las potencias centrales intentaban imponer a
modo universal, sin embargo el escenario no estaba completo, el rol de la
burguesía nacional no estaba presente, el malestar británico no se disimulaba,
y las críticas podían leerse en los periódicos del momento.
“…La mayor
parte de la propiedad rural es propiedad del Estado. Las mejores casas de la
ciudad pertenecen al gobierno, y éste
posee valiosas granjas de cría y agrícolas en todo el país”. Desmesurado
estatismo:, mal ejemplo. No deja campo a la libre iniciativa privada, ni a los ingleses,
ni a sus negocios. Y ellos los están queriendo hacer…”. (2)
“…¿los
monopolios del Paraguay [el monopolio estatal] defendiéndose, nos envolverán en
una guerra, que amenaza desquiciarlo todo?...” (2)
(2) Leòn Pomer, LA GUERRA DEL
PARAGUAY, Buenos Aires, Leviatàn, 2008, Pág. 19
PAISES EN GUERRA
·
Paraguay
La burguesía era débil y escasa, el país no
producía alimentos ni materias primas demandadas por las grandes potencias, las
misiones Jesuíticas desde sus trabajos anteriores habían impedido la formación de una poderosa clase
terrateniente.
Las extensiones de tierra controladas por esta orden religiosa, fueron
expropiadas desde el gobierno sumándose al patrimonio del Estado, luego
repartidas en arriendo a precios muy bajos, operatoria controlada desde una
nueva institución “Estancias de la
Patria”, este
organismo facilitaba la integración y creaba una conciencia nacional, objetivo
que a partir del siglo XIX fue motor ideológico, de todo Estado Nación naciente
“crear identidad”, otra estrategia utilizada fue el progreso en educación,
alfabetización del pueblo, hay documentos que aseveran, que durante el periodo
analizado, casi todos los habitantes sabían leer y escribir, según consta en
una carta recibida por Alexander Von Humboldt, que le escribió un amigo francés
residente en el Paraguay.
A la muerte del doctor Francia lo sucedió su
hijo CARLOS ANTONIO LOPEZ, que continúo la línea aislacionista de su padre,
aunque más atenuada, por el fantasma del Imperio del Brasil y la Confederación Argentina.
Carlos López ejerció en lo económico un
Capitalismo de Estado, monopolizando la explotación del tabaco, yerba mate, y
madera en el siglo XIX; el desarrollo de industrias, ferrocarril
y fundiciones de hierro más las finanzas, no tenía déficit
y poseía un nivel de educación ecuánime, la política económica de los
gobernantes paraguayos se prolongaba y ahondaba, luego de su fallecimiento lo
sucedió su hijo FRANCISCO SOLANO LOPEZ.
Don Francisco Solano López, tenía para su
país y de acuerdo a las situaciones coyunturales y estructurales que el mundo
cursaba, ambiciones mas bastas y una desconfianza incremente hacia las potencias
imperantes; pero su vanidad lo traicionaría, fue ella la que lo llevo a
abandonar el aislacionismo y enviar a Europa muestras de algodón, yerba mate,
tabaco y madera, materia prima anhelada en el viejo mundo, la intencionalidad
de exportar a las grandes metrópolis ultramarinas, sin intermediarios
particulares, abrieron la puerta del “deseo insatisfecho e incontenible de los
poderes hegemónicos europeos imperantes”.
Durante este proceso de apertura, el
intercambio entre estudiantes, técnicos, especialistas y hombres de ciencia de
todo el mundo hacia y desde Paraguay, fue una situación frecuente.
En el balance material paraguayo de esa
época es posible encolumnar en el haber: “ferrocarril desde Asunción a Paraguari,
fundición de hierro que proveía a los astilleros asunceños, telégrafo en la
capital de Humaita, industrias textiles avanzadas (actividad sobresaliente en la Inglaterra del siglo
XVIII Y XIX), fábricas de papel, loza, tinta, pólvora y azufre, sin déficit en
lo financiero.
La población era aproximadamente de 600.000
habitantes, el 4 % de la misma en proceso de escolarización, el 3% soldados en
los cuarteles recibiendo formación bélica y de identidad, otro hecho plausible
de analizar es la gestación de una burguesía rural, que sin la traba del
latifundio, iba creciendo lentamente, esto ofrece al observador extranjero un
panorama distinto de aquellas sociedades feudales a las que estaban
acostumbrados analizar, de alguna manera se estaba perfilando una potencia
mediterránea, la intolerancia desde el exterior no tardaría en presentarse.
“…En 1864 va a la Asunción el diplomático
ingles EDWARD THORNTON. El 5 de septiembre eleva un informe a su ministro de
relaciones exteriores; describe un pueblo sometido al terror y al despotismo.
Le escuece claro, que a excepción de los López,(...) nadie posee, ni siquiera
una fortuna moderada (…)” que los derechos de importación, son muy altos, lo que perjudica
el libre ingreso masivo de manufacturas extranjeras…” (3)
(3)
Pomer, obra citada, Pág. 22
·
Uruguay
Desde la
Independencia, Uruguay intentó incorporarse al mundo
occidental por medio de la expulsión de uno de los pueblos indígenas
supervivientes, conocidos como los charrúas,
para quedarse con sus tierras. El 18 de
abril de 1831,
siendo Presidente el General Fructuoso
Rivera y Ministro de Guerra el General Manuel
Oribe, se llevó a cabo la
Matanza de Salsipuedes, en la que mueren cerca de treinta indios charrúas, la más importante de
una serie de batallas con los pueblos originarios, que tuvo como resultado la
emigración de muchos charrúas hacia Brasil y Argentina.
Esta batalla es el corolario de una guerra que antecede a la
llegada de los españoles al Río de la
Plata, entre la Nación Charrúa y la Guaranítica, esta
última protegida por el General Rivera.
Los primeros cuarenta años del nuevo país fueron testigos de una gran
inestabilidad política, los continuos enfrentamientos entre blancos y colorados dieron lugar a la llamada Guerra
Grande y al largo sitio de Montevideo, con el país dividido
entre dos gobiernos rivales, que
presenciaron graves intromisiones en sus asuntos internos por parte de la Argentina y el Brasil,
el Estado se construía. A esa guerra siguieron una serie de golpes de estado y
revoluciones, que llevaron incluso a Uruguay a participar en la larga y costosa
Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay.
Sólo después de la Revolución de las Lanzas, en 1872, comenzó una etapa de
resolución más pacífica de las situaciones políticas, aunque siguieron
ocurriendo pequeñas guerras civiles a una fecha tan tardía como el año 1904.
La Revolución de las Lanzas fue un movimiento armado conducido por Timoteo
Aparicio —caudillo
del Partido Nacional y ex oficial del
ejército— que se desarrolló en Uruguay entre 1870 y 1872
y culminó con el primer acuerdo de coparticipación en el poder de los partidos tradicionales. Su
nombre, Revolución de “Las Lanzas”
es debido a que fue el último conflicto militar acaecido en Uruguay en el cual
se utilizó esta arma, la lanza de tacuara, como arma fundamental para librar
las batallas.
Posiblemente uno de los grandes problemas de Uruguay, era el ser
una pequeña nación entre dos gigantes “Argentina - Brasil”, de los que dependía
su economía, y cualquier decisión político gubernamental, contaba con la
coacción de sus colindantes, una amenaza fantasma, que se había hecho efectiva
en varias oportunidades, la Guerra de la Triple Alianza parece ser un prototipo claro
de la situación, la Argentina,
aliada al Brasil
y al Partido Colorado de Uruguay, al que perteneció Mitre en Montevideo
invadieron al Paraguay
y combatieron al Partido Nacionalista o Blanco aliado de Paraguay.
Un patrón observable, es que Uruguay de alguna manera surge como un
Estado tapón, en las primeras décadas del siglo XIX por voluntad, creatividad y
apoyo del Imperio Británico, de alguna manera esta particularidad, décadas
después será una dificultad, su ubicación entre dos gigantescos estados que
intentan asumir un rol protagónico en la región, y su antagonismo ideológico,
la impulsaran a carriles equivocados.
¿Quiénes eran los Colorados?:
El Partido Colorado
es un partido político uruguayo
históricamente liberal
y republicano;
tiene sus orígenes en los enfrentamientos entre los líderes de la
independencia de 1825.
Comprobadamente los
colorados representan los intereses de los grupos populares urbanos de la
ciudad de Montevideo,
grupos de inmigrantes y la apertura a lo europeo, mientras que sus
contrincantes ciertos, los blancos,
tienen su base en el medio rural (interior del Uruguay) y los intereses del
pueblo llano y de los terratenientes.
Es en 1836
cuando se enfrentan los partidarios del presidente Manuel
Oribe y el grupo que apoya a Fructuoso
Rivera (presidente entre 1830-1834), en la batalla de Carpintería surgen los colores de
las divisas que posteriormente identifican a cada grupo político. Partido
Blanco, partidarios de Oribe y Colorado
los de Rivera, lo cual conforma un bipartidismo
que dura hasta fines del siglo XX, que
los llevara a decisiones antagónicas y muchas veces carentes de algún beneficio
para el Estado todo.
·
El Imperio del Brasil
Es
menos sólido de lo que parece, diez millones de habitante, un cincuenta por
ciento blanco y el resto entre negros e indios, un sistema de gobierno Imperial
ejercido por don Pedro II con cánones
arcaicos, su monarquía se desarrolla a la par del país, pero sin
consustanciarse con él.
En
lo político conservadores y liberales, en lo económico formaban un ángulo recto
cuyo vértice lo componía el emperador quien intervenía en todos los asuntos del
estado, su política internacional era de cordialidad hacia Gran Bretaña y de
expansión territorial en América.
En 1864, poco antes de comenzar la guerra
analizada, la situación económica brasilera era poco halagüeña, en septiembre
de ese año en la ciudad de Río de Janeiro la crisis económica mas devastadora
que hasta la fecha se conociera se hacia verdad.
Fuentes primarias y secundarias consultadas,
aluden que en mayo del año siguiente el emperador Pedro II, en su discurso de apertura de la Asamblea General
anuncio, que las quiebras de algunas casas bancarias en los cuales se hallaban
depositados los ahorros de millares de individuos, produjo en el mes de
septiembre del año pasado una crisis asustadora, las mismas fuentes
manifiestan, que la situación del Brasil ya era complicada antes de la guerra, retrocediéndose
gravísima durante su transcurso y conservándose difícil durante mucho tiempo
después.
De lo detallado es obvio suponer que Brasil
no tenía en lo económico una situación óptima, como para ir a una confrontación
bélica de grandes magnitudes, (si es que alguna guerra esta exenta de esta
particularidad), pero fueron los préstamos británicos los que solucionaron esa
cuestión. El desequilibrio incompatible interno del Uruguay, le daría aun más
la oportunidad de lograr en uno de los Estados “incontrolable” sus objetivos, ya
que su diplomacia era la mejor de América y trabajaba en ese sentido, apuntalando
a uno de sus elegidos dentro de la política uruguaya. Su ejército era de tres mil hombres, pero su
gran extensión le impedía el aprovechamiento de su fuerza, y es en sentido donde
puede evidenciarse que el imperio era
menos sólido de lo que aparentaba.
·
Argentina
Durante
y a partir de 1952 Buenos Aires era insolentemente rica, La Confederación era
desesperadamente pobre, y vivía de los
créditos externos, a pesar del perfil autoritario de Urquiza la falta de
administración y gobierno eran notables, en realidad era el vicepresidente del
Carril, un antiguo unitario y su ministro del interior Derqui, eran quienes ejercían estas tareas.
En
1859 Buenos Aires vencida en la batalla de Cepeda, es o intenta incorporarse a La Confederación,
logrando de este modo proteger sus intereses económicos mediante una reforma
constitucional, dicha reforma valida el concepto –intentar-.
Tiempo
después y tras la victoria de Pavón, Urquiza se retira con su hueste, un fin
sin “final”, Derqui se marcha del país, y los restos del ejército federal desaparecen
violentamente en Cañada de Gómez, lideraba el ejercito de Buenos Aires el
General Flores, de origen uruguayo, irremediablemente la bandera de la
hegemonía volvía a pasar a Buenos Aires liberal y el general Mitre iba a ser el
inspirador y ejecutor de la política a dictar al resto del país.
La
oligarquía dominante era atraída, por la libra esterlina del capital inglés,
traducida en préstamos y tecnología, una
buena posibilidad de multiplicar sus ingresos monetarios sin que peligrara el
control de los factores productivos. El ferrocarril representaba la imagen
más sugestiva para esta clase,
completaba el círculo del deseo, los tranvías, los barcos a vapor y los bancos
con sus operaciones enmarañadas. De alguna manera el cuadro de la economía
externa se modificaba con un descenso de las exportaciones y un marcado ascenso
de las importaciones “bienes de consumo y flujo de capitales”.
“…este tipo de
crecimiento económico expuesto basado en las exportaciones desencadenaría: “el
desmantelamiento gradual de la economía camerina y otorgaría al latifundio la
función de centro de la vida económica”…” (4)
(4) M. Carmagnani, ESTADO Y
SOCIEDAD EN AMERICA LATINA 1850-1930, Barcelona, Grijalbo, 1984, Pág. 58
Un
razonamiento oportuno nos lleva a considerar el panorama de la época, grandes
propietarios, y el pequeño productor focalizando su impaciencia en las
comunidades indias, el largo proceso de pauperización de estas
comunidades, ya no se detendría.
El
escenario habitacional social reflejaba, suntuosas moradas que los hacendados se habían
construido en las ciudades, asimismo habían transformado las simples casas de
campo en verdaderos palacios proclamando la gran prosperidad para la clase
oligárquica, pero contrastando, desde los estratos más bajos llegaban
insurrecciones campesinas, agitaciones de artesanos, tanto en las regiones rurales
como en la ciudad reclamaban por la reducción de sus jornadas laborales y una ampliación de
sus ingresos. El empobrecimiento de las capas inferiores traería aparejado más
adelante la proletarización.
“Cada vez era más amo el amo y más servil la
condición el peón “.
Para
Mitre a posteriori de Pavón su máxima aspiración estaba lograda, una
Constitución obedecida y una República unida. Su temperamento lo llevo a
conductas colaboracionistas y acuerdistas. Su programa estaba resumido en un
lema “Nacionalidad, Constitución y
Libertad”. Una Nación unida superior a sus partes, una Constitución
federal, libertad civil y política, como el ilustre Sarmiento definió, el plan mitrista obedecía a un orden liberal
en la república, y esto significaba que derribaría los regímenes federales que
gozaban de consenso en las provincias, imponiendo otros creados desde afuera
apoyados por las minorías, así que mientras que para los liberales era una
misión libertadora y civilizadora, para los pueblos del interior era que Buenos
Aires imponía hombres y estilos ajenos, para mejor avasallarlos, mientras el
proyecto transitaba los rieles de la voluntad porteña, las provincias se
debatían en la malaventura y afloraba un descontento profundo haciendo
responsable al gobierno nacional.
Todo
este período se caracterizó por las agitaciones de las provincias,
intervenciones federales en las mismas, exceptuando a Córdoba que quedó en
manos de opositores al gobierno hasta el año 1867.
Y
en la mirada de anhelo hacia un mundo europeo otro problema acuciaba a los
grupos de poder: EL INDIO, las
tierras conquistadas por Rosas se habían perdido, y los malones no frenaban de
avanzar sobre las estancias y lugares poblados, eran las guerras transitadas
las que favorecían el desguarnecimiento de las fronteras, ¿cuál fue la solución?
la ocupación y la propiedad de las tierras parece ser la mas eficaz, ¿cómo? la
inmigración europea que incentivaron y radicaron, en Buenos Aires, en las
provincias de Santa Fe, Entre Ríos y en el valle de Chubut, la llegada de
galeses a esta zona no solo se baso en un estímulo sino que fue beneficiada con
la propiedad de la tierra.
Pero
las trabas para la incipiente nación no eran pocas, ni los escuetamente
referidos en párrafos anteriores, las eran muchas y variadas, los límites
internacionales aún no estaban definidos ni
con Chile ni con Paraguay, la importancia de este último afectaba la
capacidad e influencia de Brasil y Argentina en el Río de la Plata, Brasil no desconocía
su importancia, y estaba atento a todos los sucesos que pudieran llevarse a
cabo.
El
panorama político interno era arduo, pero se agravaba aun mas, ante la ausencia
del presidente Mitre, él había asumido la conducción de los ejércitos aliados
en la lucha en territorio paraguayo, don Bartolomé participaba de la contienda
personalmente, su deseo se focalizaba en la necesidad de que las tropas
argentinas no estuvieran conducidas por un jefe extranjero, de tal manera no
cedía posiciones frente al Imperio Brasilero, aunaba todo, sus ansias de
prestigio de ser cabeza militar de la alianza.
El
complejo cuadro que se observaba tanto en el Interior, como en Buenos aires, exponía
que la unidad nacional no estaba aún consolidada, muchos eran los factores que
mediaban, y es importante destacar la
falta de sentido nacional en los distintos sectores sociales, que como el historicismo señala es “requisito indispensable de la victoria”.
DON BARTOLOME MITRE
ü Las actitudes dignas de nuestro
Presidente
Mientras que Flores pertenecía al partido
“colorado” uruguayo, afín a la política mitrista, en la
Banda Oriental
gobernaba el partido “blanco” de Berro, Flores obtiene la baja del
ejército argentino y comienza de inmediato a preparar la invasión de Uruguay.
Esta invasión reiteradamente analizada, se nos exterioriza
con miradas contradictorias, ¿fue el presidente argentino cómplice y participe
de la misma?, diversidad de criterios y exposiciones se exteriorizan.
“…Desde ya creo que tal guaso de Flores nos va
a traer una complicación muy seria con su invasión, pues si no le dan en la
cabeza pronto y llega a tomar cuerpo su plan el taita de Entre Ríos ha de
auxiliar a los suyos como mejor prueba;
de ahí el embarazo, para nosotros ¡Pobre partidos de principios el que
encabeza don Venancio!...”
“…Me parece oírle decir que es descabellada la
intentona. Los amigos de Flores apoyan su empresa, pero el gobierno nacional
reprime los actos en apoyo, para evitar comprometer la neutralidad Argentina…” (5)
La historicidad parte de diferentes hipótesis, la lectura y
exploración del historiador argentino
José María Rosa, parece oportuna para adentrarnos en el nudo del conflicto.
- Hipótesis tradicional
La primera, usual en la historiografía liberal argentina
tradicional y dada en la época por el diario mitrista La
Nación, dice que Bartolomé
Mitre y su grupo no tuvieron parte en la invasión de Flores. Dicho medio de
prensa publicó el 12 de abril de 1865 una carta de Flores a Mitre del 16 de
marzo de 1863, escrita en Buenos Aires en el momento que Flores se disponía a
embarcar rumbo a su patria, carta que según esta postura probaría la oposición
de Mitre a la invasión del jefe colorado:
Hoy me entrego a mi destino lanzándome al suelo de la patria para
combatir a los déspotas, autores y factores del bárbaro asesinato de Quinteros.
(5)L. Rebollò Paz, LA GUERRA DEL PARAGUAY - Historia de una
epopeya (1865-1965). Buenos Aires, 1965, Págs. 15/16.
Desde que se negó usted a hacer por la emigración oriental lo
menos que a su nombre podía yo exigir —obtener del gobierno de Montevideo la
ampliación de la ley de amnistía, y que prestase usted su garantía moral
respecto de su cumplimiento—, no quedaba otro remedio que el de recurrir a las
armas para conquistar nuestros derechos arrebatados por actos arbitrarios
(...).
Y sigue Flores en su carta a Mitre: “y aunque me parece oírle decir que es descabellada la intentona […]
confío en que la
Providencia la coronará con el triunfo”. Según el
escritor uruguayo Washington Lockhart, tanto
para Mitre como para su ministro Rufino de Elizalde, la empresa era una “locura”, como lo expresaron a Andrés
Lamas, y éste a Juan José de Herrera. Debido a eso, sigue
aseverando el escritor antes mencionado, Flores reprocha a Mitre haberse negado
“a hacer por la emigración oriental lo
menos que su nombre podía exigir”. Por último, concluye el escritor que
parece claro que no hubo ninguna ayuda material en la primera etapa de la
invasión, aunque se sabe que José Gregorio Lezama, días
antes de que Flores invadiera el Uruguay, le dio 60.000 pesos,
por un pago de servicios —suma que es “demasiado
simple” para un pago de servicios según el escritor Lockhart—. Andrés
Lamas, que era embajador oriental en la República Argentina,
escribía a Mitre pocos días antes: “Estoy
contentísimo de que usted sin nota mía, mandase disolver la reunión de Punta
Lara y sumariar el hecho”. El 13 de mayo,
el presidente argentino oficia a Justo José de Urquiza dándole órdenes
convenientes a fin de impedir el paso de Flores.
- Hipótesis revisionista
La segunda hipótesis respecto de la invasión de Flores sostiene
que éste obró de acuerdo con Mitre. Para sustentar este aserto, se toman en
cuenta los siguientes puntos:
a.-Flores
era general del Ejército Argentino, como sus acompañantes los
coroneles Aguilar y Caravallo y el mayor Arroyo. La solicitud de la baja por
los tres primeros a principios de 1862 debió hacer sospechar de sus objetivos.
b.-Flores
y sus compañeros partieron de Buenos Aires a pleno día y no en forma oculta,
embarcándose en el buque de guerra Caaguazú
de la Armada Argentina, puesto a su disposición por el
ministro de guerra y marina Juan Andrés Gelly y Obes, quien además
acompañó a los revolucionarios colorados y los saludó en el muelle antes de
partir, según surge del testimonio del después contraalmirante Martín Guerrico.
c.-La
presencia de una sugestiva carta del cura Ereño, corresponsal de Urquiza, quien
escribió a éste el día 24 de abril de 1863 lo siguiente:
“El intermedio para
arreglar la invasión ha sido el señor Lezama (Juan Gregorio, un fuerte
comerciante). El día 15 tuvieron Mitre y Flores su última conferencia en la
casa de dicho Lezama para que el 16 partiera Flores, como así tuvo lugar,
habiendo recibido de manos de Lezama 6000 onzas de oro por pronta providencia y con
ley abierta para librar contra la casa Lezama las cantidades que precisase”.
- Hipótesis de José Mármol
Por último, hay una tercera hipótesis, la cual señala que los
ministros de Mitre, sin conocimiento de éste, estaban de acuerdo con Flores y
las autoridades del Imperio del Brasil. Esta versión fue vertida por
José
Mármol, un hombre del gobierno argentino; en una polémica con Mitre y con Juan Carlos Gómez sobre las causas de la guerra del Paraguay, el 14 de diciembre de 1869
y bajo las iniciales XX decía lo siguiente:
Al presidente Mitre no repugnaba menos la invasión de Flores que a
don Pedro II. Pero el presidente Mitre no tuvo cerca de sí sino un solo hombre
que alentase su honrado pensamiento de neutralidad (el propio José Mármol),
pero este hombre nada podía contra las maniobras de los secretarios de Estado. (6)
ü Bartolomé tejedor de intrigas
Mitre se movía con gran solvencia en las
artes de la intriga, otros le decían diplomacia o cuestiones de palabras que no
cambiaron ni los fines, ni los medios. El gabinete de Río de Janeiro, también
estaba preocupado,
“…¡Fuera las manos mitristas de la antigua provincia Cisplatina del Imperio
que sueña con volver a hacer suya!...” (7)
Mitre parecía estar procurando que la
situación invasiva tomara un cauce definitorio,
sus aptitudes y actitudes parecen definirlo, su interés primordial era
que manos y voluntades brasileñas se
enfrascaran en las circunstancias que
acontecían, fue por este motivo que
despacho a José Mármol a la corte
cita en Río, y a través del mismo que averiguara
por cuanto tiempo el Imperio permitiría la continuación de las actuales
conmociones intestinas en la República Oriental, con los serios prejuicios causados
a los intereses comerciales de residentes argentinos y brasileños in situ, y de ser posible llegar a un arreglo con el
gobierno brasileño, para poner fin al desorden existente en las tierras
uruguayas, de esta manera arrastraba a Brasil a la intervención militar en
apoyo del partido colorado.
La urdimbre funcionó y Brasil revisó sus archivos, compiló una serie
de reclamaciones por ultrajes reales o inventados a ciudadanos e intereses
brasileños en tierra oriental. Se daba un hecho previsto, el gabinete de Brasil
era arrastrado a la intervención por la pasión del mitrismo y los negreros
esclavistas de Río Grande.
Luego vendrían la invasión brasileña a la
antigua provincia Cisplatina, la destrucción y la toma de Paysandú, la
inmolación del general Leandro Gómez a manos de sus hermanos orientales bajo
las órdenes de don Venancio Flores, ya en la silla presidencial.
“…La diplomacia mitrista triunfaba y en la
otra banda del río, ya no estarían más los que podrían servir de apoyo a los
opositores del mitrismo…” (8)
Asimismo el gobierno brasilero no era
aparentemente y solamente manipulado desde el gobierno argentino, sino que
también era presionado por un caudillo riograndense,
(7) (8)
Pomer, obra citada, Págs. 37/39
el general Netto antiguo jefe de los
separatistas en Piratinin, quien residía en el Uruguay y su amenazas eran constantes
y concretas, o las tropas del emperador intervienen a favor del partido
colorado o 40.000 riograndenses harán justicia propia con sus manos. Los
esclavistas negreros de Río Grande, dueños de saladeros aspiraban a la
hegemonía política en el Uruguay independiente, o a reincorporarlo al imperio,
manteniendo por supuesto ellos el mando de la provincia oriental.
CAMINO HACIA LA GUERRA,
origen de la TRIPLE ALIANZA
La guerra
tuvo dos fases muy diferenciadas; la primera etapa fue la Campaña del Mato Grosso, que duró un año y estuvo
caracterizada en su totalidad y exclusivamente por el enfrentamiento entre
Paraguay y Brasil, fue favorable a Paraguay: las fuerzas paraguayas, siguiendo
las líneas del río Paraguay y del camino de Nioaque (o
Nibolaque) y el Mbotetey (o río
Miranda) desalojaron a las brasileñas de las fortalezas y colonias
militares de Coimbra, Alburquerque, Corumbá, Miranda,
Dourados y, ya a inicios de 1865, Coxim deteniéndose el
avance de modo convergente hacia Cuyabá
Pero dada la
enorme extensión del territorio brasileño, ypese a sus victorias Paraguay no
podía lograr una acción decisiva. Entonces Francisco Solano López pide al
presidente de Argentina, el general Bartolomé
Mitre, permiso para que las tropas
paraguayas pudieran cruzar por territorio argentino hacia el territorio
uruguayo, en donde liberando a Uruguay de los brasileños, López esperaba
encontrar un aliado y un lugar de gran importancia estratégica, una salida al
mar. Mitre no accedió a lo demandado por López , aparentemente por dos motivos;
uno ciertamente obvio: si Argentina
permitía el paso de tropas de un estado beligerante en esta guerra, quedaba
involucrada directamente en ella; el otro motivo: era la antigua relación de afinidades entre Mitre y el jefe del partido
colorado uruguayo Venancio Flores,
enemigo declarado de López.
Entonces, el 14 de marzo de 1865, López rompió
relaciones con la Argentina,
es en abril de ese año que inició la campaña contra la Argentina y las tropas
paraguayas capturaron barcos argentinos en el río Paraná, y ocuparon la ciudad
argentina de Corrientes. Ese mismo día llegó a la misma ciudad
argentina una columna de caballería paraguaya que había hecho su avance por
tierra, Paraguay impuso un triunvirato
de gobierno interino en la provincia de Corrientes: Teodoro Gauna, Víctor Silvero y Sinforoso Cáceres, todos ellos
miembros del partido federal, y opositores al
gobierno nacional, que era detentado por continuadores del partido
unitario. Este gobierno provincial, teóricamente autónomo, estaba
supervisado por comisionados paraguayos
La declaración de guerra ya no era tacita ni virtual, se había
materializado desde el momento de la invasión y la constitución de un poder
gubernamental, pero Mitre oculto esta situación por unas semanas, a fin de
cohesionar a su alrededor a las provincias argentinas y a algunos caudillos,
como Justo José de Urquiza, que consideraban que ello sería una guerra
fratricida entre Argentina y Paraguay; sin embargo, algunas conductas de la
avanzada paraguaya enardecieron los ánimos argentinos, la noticia de que
algunas mujeres correntinas habían sido raptadas y llevadas a Paraguay.
La guerra fue popular, al
menos en un principio, sobre todo en la ciudad de Buenos Aires y en zonas
cercanas, como Rosario en donde la prensa hacía fuerte propaganda
a favor de Brasil. Con todo, hubo en casi todo el resto de la Argentina una corriente
generalizada de oposición a participar en esta guerra, hasta el punto que gran
parte de los soldados enviados eran de raza negra. A diferencia de los soldados
brasileños no eran esclavos, pero formaban las capas más pobres de la sociedad;
tanto los negros brasileños como los argentinos eran llamados
"cambás" por la población paraguaya.
La actitud del presidente López frente a la Argentina, y Brasil
determino que ambos países agredidos unieran sus esfuerzos en contra de un
enemigo común, sobre una coalición en la que también ingreso el gobierno
Uruguayo. La TRIPLE ALIANZA
ya fue un hecho antes de ser concretada en un tratado discutido entre las
cancillerías de cada país y sus respectivos representantes, Almeida Rosa, Castro
y Rufino Elizalde. Los artífices argentinos de la alianza nunca expresaron
cuáles fueron los verdaderos motivos de su posición. Por ello se han tejido
tantas explicaciones que van desde la defensa del honor nacional hasta la
presión de agentes internacionales, como Inglaterra sobre Argentina para que
participara y obligar la apertura del Paraguay
al comercio internacional, todo parece ser creíble pero también hay mucha
contradicción que no favorece en nada los argumentos expuestos.
En principio el propósito de la alianza fue
combatir al gobierno de López, pero respetar
la soberanía, independencia e integridad territorial del Paraguay. Sin
embargo la asociación pareció casi naufragar cuando se discutió quien asumiría
el mando supremo, Mitre expresaba que si el mando no le correspondía a él, no
había alianza, Almeida aceptó y Tamandaré debió conformarse con el mando naval.
UNA GUERRA IMPOPULAR
El gobierno argentino no disponía de un
verdadero ejército para la guerra, las escasas tropas estaban diseminadas en
las provincias o en las fronteras indígenas, donde los malones seguían siendo
una amenaza constante; la guerra estaba cubierta por un matiz impopular y en la
que pocos creían que los federales respaldarían a Bartolomé Mitre en semejante
conflicto contra un viejo aliado; pero a los enemigos de la guerra les faltó un
jefe.
El general Justo J. de Urquiza no la apoyó,
las tropas entrerrianas desertaron rápidamente, no obstante tampoco se alzó
contra Mitre; fue a lo largo del conflicto que duró cinco años que se fue organizando
un ejército nacional, este desamparo militar no fue aprovechado por el mariscal
López.
Lo problemas logísticos de movilidad,
abastecimiento y batalla de semejante esfuerzo fueron enormes y ajenos, las soluciones fueron
proporcionadas por el general Mitre, probablemente consideradas su mayor mérito en la conducción
militar; Paraguay debía impedir el cruce del Paraná, pero fue este mismo
general que planeo la operación, la que fue considerada una de las mejores en
toda la guerra.
Ni Urquiza, ni los habitantes de Corrientes
la avalaron, pero tampoco el clima en otras provincias era próspero, en el
pensamiento provincial la guerra del paraguay, era considerada como una guerra ajena, y la convocatoria de
la reserva del ejército para las guardias nacionales, así como la constitución
de los cuerpos de voluntarios generarían más inconvenientes .
Las fuerzas del ejercito se fueron
construyendo con: la existencia de una de ley que penaba en la Argentina “El carácter
de vago y mal entretenido”, se entrelazaba con decisiones de jueces de paz y
comandantes de guarniciones en injustas levas, se anexionaron jóvenes honrados
y bien intencionados que generosamente se habían prestado al enrolamiento, a la
sumatoria de estos contingentes, los
llamados “hombres de mala fama” que estaban sentenciados por diversos delitos,
sujetos llenos de mañas y vicios con los que algunos gobernadores sin
escrúpulos llenaban los cupos exigidos por el gobierno, al mismo tiempo que
“limpiaban sus provincias de criminales”. Estas medidas y este ejercito eran
resistidos por los ciudadanos del novel estado, también por los oficiales que tenían que padecerlos,
pero el vicepresidente Dr. Marcos Paz, y el general Bartolomé Mitre
intercambiaban novedades, sin importarle demasiado la cuestión moral que
subyacía en el procedimiento.
La guerra tenía un carácter vilipendiado desde su mismo comienzo, porque
al parecer los únicos que se beneficiaban con la misma, era la oligarquía
porteña y grupos dominantes, para los no
aventajados económicamente y participes obligatorios sólo significaba muerte, y
pobreza, ausencias, luchas y
enfrentamientos contra sus hermanos guaraníes, cosa que no querían hacer y
participar en la misma era luchar en una guerra que no era de ellos.
DOS BATALLAS, DIFERENTES FINALES
TUYUTI: La 1ª Batalla de Tuyutí tuvo lugar el 24 de mayo
de 1866 en los pantanos circundantes
del lago Tuyutí, en territorio del Paraguay. Es
considerada por los historiadores militares como una de las más importantes
batallas de la Guerra de la Triple Alianza, la mayor y más sangrienta en
la historia de América del Sur. La batalla se inició cerca de las
11 horas, extendiéndose por seis horas. El efectivo paraguayo atacó,
distribuido en tres columnas
Para los aliados hubo sorpresa, confusión, imprevisión, hasta riesgo de derrota en varios momentos de la
lucha. Sin embargo, con el recrudecimiento de los combates y la iniciativa de
los diversos escalones, compañías, batallones, regimientos y brigadas, al poco tiempo la batalla adquiere
personalidad propia y se transforma de cuasi derrota en expresiva victoria, en
la medida en que se agiganta la figura del general Manuel Luís Osorio,
interviniendo directamente en la lucha.
La batalla culminó con una expresiva victoria de los aliados. Las
evaluaciones sobre las pérdidas varían de fuente en fuente, pero todas son
acordes y enfáticas en presentar Tuyu ti como un túmulo para el Ejército
paraguayo. Sus pérdidas estimadas fueron de seis mil hombres, entre oficiales y
soldados; los heridos y capturados ascendieron a más de seis mil hombres.
Algunas unidades, como el Batallón 40, fueron aniquiladas. Entre los aliados,
las pérdidas estimadas pasaban los cuatro mil hombres. En el Ejército Brasileño se contaban entre 719 y 736
muertos, además de 2.292 heridos. Entre los muertos se encontraba el general Antônio de Sampaio,
comandante de la 3a. Divisaos de Infantaria. Las bajas en el Ejército Argentino
se elevaron a 126 muertos y 480 heridos. Las del Uruguay, a 133
muertos y 299 heridos.
Al final de la batalla los aliados aún poseían una fuerza de
combate, al contrario de López que, de allí en adelante, nunca más consiguió
reunir una fuerza de aquella magnitud para combatir. Con la victoria, las tropas
aliadas se establecieron firmemente en territorio enemigo. Desde entonces, sin
condiciones humanas para batir en campo abierto, a Solano López le restaba
resistir atrincherado en las fortificaciones: Fortaleza de Curupay ti y Fortaleza de Humaitá, con la esperanza de
poder desgastar a las fuerzas enemigas.
CURUPAY TI: fue librada el 22
de septiembre de 1866 en el Fuerte de Curupay ti, actual departamento de Ñeembucú, Paraguay,
ubicado en la zona conocida como El
Cuadrilátero. Fue la mayor victoria paraguaya de la sangrienta guerra
que duró seis años, los paraguayos en esta batalla fueron comandados por el
general José Eduvigis Díaz.
Tras la caída en la batalla de Curuzú, el 3
de septiembre de 1866, y coincidiendo con la celeridad que los paraguayos
imprimían a los trabajos de fortificación de Curupay ti, los aliados se
enfrascaban en un “largo cabildeo” sobre las variadas formas de conducir a sus
tropas a capturar el entonces débil bastión paraguayo; las discusiones se
habían iniciado desde el mismo momento en que comenzaron las dudas para
completar la victoria de Curuzú y así continuar con las fuerzas aliadas hasta Curupay
ti, que por entonces no era defendida más que por una pieza y unos pocos
hombres; varias “reuniones de comandos” determinaron otras tantas medidas no
llevadas a término, mientras tanto desde
el 8 de septiembre, con cada reunión con la que los
jefes aliados perdían el valioso tiempo, crecían las defensas paraguayas.
El inicio del desplazamiento fue dado por la flota imperial, desde
el apostadero de Curuzú, cuando llegó el mediodía, los acorazados Brasil, Lima
Barroso y Tamandaré, cruzaron la línea de contención de Curupay ti para ametrallar
la batería paraguaya de la barranca, desde su retaguardia; completado el
bombardeo, se hizo un súbito y desconcertante silencio, que dio paso al
desembarco de tropas, en este momento se inicia el ataque terrestre
direccionado por el general Mitre, asumiendo que las trincheras
paraguayas estaban ya “descangayadas”.
Al finalizar el bombardeo de la flota imperial y cuando el vigía
le anunció la presencia del enemigo, allá lejos, en el extremo del estero, el
General Díaz ordenó el repliegue de sus tropas ubicadas en las trincheras más
avanzadas. Seguidamente, montado a caballo, recorrió todo el frente de la línea
arengando a la tropa que respondía con vivas a su Patria.
En cuanto las
tropas aliadas estuvieron al alcance, Díaz ordenó el fuego, toque de clarín, estruendo de los 49 cañones
paraguayos, la artillería no había
sufrido más que la destrucción de una pieza, estaba intacta y el tránsito de
las tropas aliadas por el cañaveral, bajo la nube de fuego lanzada desde las
trincheras se hacía en condiciones muy penosas. Sin otras preocupaciones más
que afinar la puntería, los artilleros paraguayos dejaban enormes claros en las
formaciones que se revolvían en el lodo, los que salían indemnes del campo de
tiro de los cañones se encontraban con las “bocas de lobo”, las zanjas cubiertas
con espinas y estacas, y los que superaban este obstáculo, se precipitaban en
los abatís, desarrollándose
todo ya en el campo de tiro de los fusiles.
Los soldados
argentinos y brasileños no podían ni siquiera aproximarse a las trincheras, y
los pocos que lo lograban eran literalmente fusilados, otros lograban
retroceder pero estaban mutilados, la realidad era una sola Curupay ti era inquebrantable.
El resultado desastroso de la batalla, paralizó las operaciones de los aliados
durante diez meses, terminó de hundir el ya mermado prestigio de Mitre como
generalísimo y reavivó especialmente en Argentina el rechazo popular a la
guerra, lo cual devino en una serie de levantamientos en las provincias que
hicieron forzoso retirar tropas del frente.
DIVERSAS CAUSAS:
I.
Personalidad de Francisco
Solano López:
Paraguayo, heredero privilegiado de fortuna y gobierno, el espectáculo de
Europa inflamaba su alma de joven, con sueños de mayor grandeza; escasos
conocimientos militares, sin ninguna idea de la guerra, de su conducción ni de
sus consecuencias, su formación autoritaria dominante e inflexible, colaboro
con su desventura.
López El Supremo, como se hacía llamar, era
todo para la nación, no delegaba sus facultades ni atribuciones, el todo lo
hacía personalmente, pero este modo en el terreno internacional no funcionó. En
Brasil, Argentina y Uruguay había hombres de otra sensibilidad, con experiencia
en los negocios públicos, con capacidad en la ciencia del gobierno patriota,
con otros deseos y otras experiencias.
Cuando don Francisco asumió la presidencia, sus ideas y aspiraciones eran
nacionalistas y monárquicas, porque después de todo éramos hijos de España y no
estábamos capacitados para las formas de gobiernos republicanos. Esencialmente
López consideraba que la causa del orden y el progreso que se disfrutaba en su
nación, estaba íntimamente vinculada con su autoritarismo. Su espíritu
individualista y sus ambiciones prevalecían antes que todo, nada importaba,
todo servía para ganar la contienda. Según el mismo era mejor dejarse morir y
defender su nacionalismo con honor y no transformarse en vasallo de otro país.
II.
Personalidad de Bartolomé
Mitre:
Argentino, militar, historiador, presidente,
periodista, traductor, perteneciente al partido unitario, exiliado en Chile,
Bolivia y Perú, durante la autocracia de Juan Manuel de Rosas.
En párrafo anterior se mencionan algunas de
las particularidades de su pensamiento de Estado Nación, dentro de un marco
liberal con un objetivo político hegemónico y una economía comercial-ganadera
reflejada en una oligarquía acotada y porteña. Un acuerdo con Urquiza soluciono
el enfrentamiento litoral porteño que asfixiaba al país desde varias
décadas.
Mitre en sus primeras declaraciones con
respecto a la guerra se exteriorizó en contra de López y no del pueblo
paraguayo, sin embargo cuatro años después rectifico su disposición, y manifestó que los argentinos fueron al Paraguay, a
vengar una ofensa gratuita y a reconquistar sus fronteras de hecho y de
derecho, asegurar su paz interior y
exterior. Un breve razonamiento de estos mensajes, nos permiten descubrir que en
el primer dicho expresaba posición personal de odio y rechazo contra López al
que pensaba aniquilar, y en lo segundo utilizaba la conciliación para
justificar la acción.
“… Este debía adoptar ante el pueblo argentino la actitud de ingenuo y dulce
corderito siendo sorprendido por López el lobo feroz. Pensaba que de esa manera
ante una agresión extranjera lograría unificar a los disconformes y unir el
país en una acción común en defensa de su patria…” (9)
Es posible deducir que de acuerdo a como se
desarrollaron los hechos el general sabía lo que se avecinaba.
“…doy a Ud. La mejor noticia de pascua que pudiera esperar, por la que
le felicito cordialmente,López pisó la celada, nos llevó los vapores de
Corrientes. Nada de reclamaciones, la bofeteada que esperaba Rawson, ya está
dada, tendremos guerra. Cambiamos dos cascos viejos por medio Paraguay. El oro
de Basil derramárase a raudales en su tránsito por nuestro territorio…” (10)
La interpretación que podemos conseguir de
estas carta nos puntea:
*Que
la política mitrista era forzar a
López a tomar la iniciativa en la guerra.
*Los dos cascos fueron puestos a propósito, para
anexarse, parte del Paraguay, lo que entusiasmaba al gabinete de Mitre.
*El oro del Brasil derramado, no era otro
oro más que el prestado por Inglaterra al Imperio.
*La guerra era fervientemente deseada por
estos países, ya que era una manera de detener el crecimiento del progreso
industrialista y sin deuda de un país en la región, los planes y proyectos de
los países lindantes no se relacionaban con el futuro pensado por Paraguay.
(9)
(10) Pomer, obra citada, Págs. 51 y 53.
III.
Solidaridades entre los partidos políticos de los estados de la Cuenca del Plata:
Considerada también uno de los orígenes que
pudieron provocar el inicio del conflicto, que luego culminaría con las
hostilidades.
En la década de 1860 la solidaridad era tan
fuerte como la identidad nacional, con
frecuencia se prestaban ayuda enviando hombres y armas de un país a otro, dando
refugio a tropas amigas cuando se encontraban en dificultades, como fuera caso
del general Flores, jefe del partido colorado de la Banda Oriental al que Mitre le
permitió organizar el ejército en territorio argentino, se sumó a este respaldo los fuertes intereses
brasileños en Río Grande, aval y
provecho volcaron la balanza en favor de los colorados.
Contrariamente Paraguay se adhiere a favor de los blancos, considerando
la posibilidad que el general Justo J. de Urquiza y el grupo federal en
Argentina apoyase esta causa, en realidad no solo consideraba la posibilidad,
sino que estaba casi seguro de esta coalición, la ausencia de la misma causó
amargura e indignación desde lo espiritual, en lo material la inferioridad de
fuerzas entre un grupo y otro, sentenciaba al Paraguay.
IV.
Una guerra facciosa :
Los autonomistas presionaban a Mitre, su
decisión debía volcarse para el lado brasilero, confiados en que al lanzar a la
nación a una empresa inequívocamente facciosa, obligarían a Urquiza a salir de
esa pasiva lealtad que lo caracterizo luego de Pavón. Sin embargo Urquiza se apresuró a proclamar su solidaridad
con la nación y su gobierno; a medida que el conflicto revela su verdadera
estatura y el país advierte que tiene que desafiar su primera guerra moderna.
V.
Tirar la pelota hacia otro lado:
Pero las guerras además sirven para
disimular los graves problemas, ocultarlos, ensombrecerlos, desde un conflicto
bélico se puede postergar lo primordial, recordemos la gran crisis económica
brasilera de septiembre de 1864, la apoyatura financiera de Inglaterra, arrojar
la pelota fue una idea bienhechora, y en esta idea apoyo todo su criterio el
Imperio Brasilero.
VI.
Causas externas:
a. La deuda externa
Brasil había nacido con una deuda externa de dos
millones de libras esterlinas, en 1824 el empréstito de la Baring Brothers
significó para la Argentina
una deuda de un millón de igual moneda.
Para los gastos de la guerra fue la banca
que facilitó la llegada de doce millones de pesos a ambos países,
evidentemente la deuda no cesaba en su
crecimiento, siendo el Paraguay el único país de Latinoamérica que no había
contraído deuda externa, situación preocupante para las potencias internacionales, como fuera el caso
de Gran Bretaña, acostumbrados a sugerir, imponer y establecer el nuevo orden económico mundial, fuente del
precepto político y social de la América Latina toda.
b.- El Banco Provincia y la
circulación del papel moneda
Los prestamos que arribaban a los gobiernos,
eran remitidos a los comerciantes proveedores de ropas, caballos, armas y todo
tipo de pertrechos para la conflagración. Resulta inevitable aceptar que las
opiniones en las altas esferas de la
burguesía comercial porteña, se adecuaba a la opinión y conducta de los
intereses británicos.
“…las razones para aplastar a Solano López - y por lo tanto no mezquinar recursos – son las
siguientes: a) se logrará de conseguirse la victoria y don Melchor (ex
secretario de la bolsa de comercio) lo da por hecho – la libertad de navegar el
Paraguay y con ello la consiguiente comunicación con Bolivia por medio de los
ríos Bermejo y Pilcomayo: b)
el comercio ingles tendrá un nuevo mercado consumidor y productor…” (11)
La guerra fue aprovechada por la oligarquía
bonaerense, logrando fortalecer sus bancos y su rol social, la circulación del papel moneda fue gran
negocio, a cambio adquirían bienes de
toda clase, condición expropiación de
riquezas sin indemnización alguna.
La institución provincial de crédito y
emisión, era un bastión de la oligarquía comercial
Latifundista, debìan ser apoyados y
defendidos por nativos y británicos; la guerra era
(11) Pomer, obra citada, Págs. 68 y 69.
maléfica, para los soldados, pero para los
financistas agiotistas, especuladores y usureros presentaba otras cualidades
mas atractivas.
LO QUE LE MOLESTO AL PODER PORTEÑO DE LA CONDUCTA PARAGUAYA
Seguramente el intento de profundizar el modelo de desarrollo industrial
autónomo e independiente, que se contraponía claramente al elegido por la
oligarquía agro exportadora porteña que había optado hacia tiempo entregarse de
pies, manos y cabeza al imperialismo británico. Mitre lo dijo, todos los intereses del Río de la Plata y del comercio
extranjero están en contra del dictador, el comercio no podrá ver abierto el
importante mercado del Paraguay sino cuando el déspota López deje de ser
funcionario en ese país.
Es importante remarcar que desde la época del doctor G. Rodríguez
de Francia, Paraguay intento establecer un comercio directo con las potencias
europeas, pero debió enfrentar la oposición porteña. Francia no se cansaba de
solicitarle a los liberales de la ciudad puerto, la libertad del Río de la Plata y de sus grandes
tributarios, el Paraná, el Uruguay, y el Paraguay, como vías internacionales,
estos primeros intentos de política libre cambista llevo a los paraguayos a
imponer el proteccionismo, desembocando en cierta medida en un monopolio del
comercio exterior por el estado, hecho que sobresaltaba y importunaba a las
autoridades de los países limítrofes de la región.
BREVES REFLEXIONES DE HISTORIADORES DEL SIGLO XX
Ø José Luis Romero
Señalo que los compromisos contraídos
en vísperas de Caseros y los intereses internacionales en la Cuenca del Plata, fueron
los factores que condujeron al país a la guerra con Paraguay, la contienda en
Argentina fue impopular. Finalizada la
contienda, el país pudo decididamente orientarse hacia Europa, que parecía
ofrecer grandes posibilidades.
Ø
León Rebollo Paz
Manifiesta que la guerra del Paraguay
frustró los propósitos de López de quebrar la unidad nacional Argentina;
considera a la guerra como necesaria para salvarnos de caer bajo el influjo
paraguayo, la participación en los
accionares bélicos consolidaron nuestra unidad e identidad, la actuación de Mitre fue correcta, sabia y
brillante.
Ø
Marcello Carmagnani
Profundiza el análisis de un viejo
orden colonial heredado, que la nueva
tecnología importada nos beneficiaría a favor del libre cambio, y que todo formaba parte del proyecto de
organización nacional de Mitre. La guerra fue provocada por la común herencia
colonial, la falta de interés de los gobiernos en dejar definidas las
fronteras, y la victoria final favoreció a Buenos Aires y permitiendo a Mitre
hacer prevalecer a los liberales y determino su permanencia en el nuevo
parlamento.
Ø
León Pomer
Excava en el pensamiento que la
guerra del Paraguay fue: devastadora de pueblos, de rapiña pagada y apañada por
oscuros intereses, a contrapelo del sentimiento
popular que la repudiaba y que se opuso a ella y la combatió, guerra amañada en
tortuosos conciliábulos donde los pueblos se repartían como las cartas de un
mazo, guerra revestida de palabras hipócritas y engañadoras, bonitas y mentirosas,
atractivas, pero falsas, guerra con una mano ultramarina que pone el oro y otra mano nativa que la
recoge, para lucrar y asesinar los propios y los ajenos, “guerra sucia”.
CONCLUSIONES
En la historiografía, la guerra
del Paraguay es un tema controversial, el tratamiento del contenido se ha
realizado desde los más diversos ángulos, intentando revelar y probar, según la
posición de unos y otros, las verdaderas causas de una guerra que muy
difícilmente se pueda juzgar.
Como todo hecho o proceso es
importante seguir los aconteceres previos y la forma que estos se amalgamaron
para desembocar en un choque armado de semejante magnitud, son estos
antecedentes los que facilitan el percatarse de las motivaciones que cada uno
de los participantes de la coalición embanderaban.
El Imperio de Brasil mantenía
una agria disputa por una amplia franja de territorio, estas pretensiones
indudablemente quedaron satisfechas al finalizar la contienda.
La posibilidad de hallar
respuestas a las preguntas introductorias de este trabajo, son potenciales
desde la lectura de diferentes fuentes contemporáneas, y desde las
elucidaciones de los autores referidos en este escrito, sin embargo los
enfoques y perspectivas son tan diferentes como distantes entre unos y otros,
que acopiarse a uno de ellos me conduciría a un determinismo impropio de tan
acotado trabajo.
Profundizo mi visión en la
multicausalidad, y encamino mi conclusión por la vía de la mirada mitrista. Resultaba imposible no enfrascarse en esta
contienda, el proyecto liberal del presidente así lo requería, la firma de
acuerdos y compromisos asumidos lo obligaban a la participación, las presiones
paraguayas e internacionales no eran pocas, Paraguay intentaba y lograba
monopolizar el comercio de su país, fisurando el modelo del presidente Mitre,
la elección no le resultó difícil en
materia económica, incluso sirvió a los fines de la construcción de un ESTADO
MODERNO, centralización del poder en Buenos Aires (ciudad puerto), creación de
una firme y segura burocracia, integración de territorios, y CIMENTACION DE UNA
IDENTIDAD NACIONAL; pero la guerra era impopular, y tal vez alcanzo a
considerar esta variable como manantial de todos y cada uno de los estudios que
de ella se hicieron, el consenso legitimiza los accionares, no hubo consenso en aquel tiempo, la
pregunta queda pendiente, ¿que o quienes legalizaron esta guerra? .
BIBLIOGRAFIA:
Carlos Alberto Floria – César García Belsunce, Historia de los Argentinos, Buenos
Aires, Larousse, 2004.
Felipe Pigna, Los mitos de la Argentina 3,
Editorial Planeta, Buenos Aires, 2006.
Introducción al Conocimiento
de la Sociedad
y el Estado, Universidad de Buenos Aires,
1ª ed. Buenos Aires, Eudeba, 2001.
José Luis Romero, Breve
historia de la Argentina,
Fondo de Cultura Económica (FCE), Buenos Aires, 1997.
Leòn Pomer, La Guerra del Paraguay,
Buenos Aires, Leviatàn, 2008.
Leòn Rebollo Paz, La guerra del Paraguay - Historia de una
epopeya (1865-1965), Buenos Aires, 1965.
Marcello
Carmagnani, Estado y Sociedad en Amèrica
Latina 1850 – 1930, Grijalbo, España, 1984
Tulio Halperín Donghi, Historia
Contemporánea de América Latina, Alianza, 2006.
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